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En entrevista para MVS Noticias con Manuel López San Martín, Luciana Wainer, colaboradora MVS Noticias, habló de su perspectiva sobre la inteligencia artificial e impacto ambiental, abordando los costos ambientales asociados al creciente uso de esta tecnología. Y es que si bien, la AI ha traído grandes avances y beneficios, su uso masivo conlleva importantes desafíos para los recursos naturales, que no deben ser ignorados.
"Lo que muchos no están valorando es el tremendo uso de recursos naturales y humanos que implica la inteligencia artificial", señaló.
De acuerdo con la analista, uno de los aspectos más discutidos es el consumo de agua y energía de los centros de datos que alimentan la inteligencia artificial. "La UNAM estima que cada consulta realizada en sistemas como ChatGPT utiliza medio litro de agua", indicó Wainer, resaltando cómo el enfriamiento de las máquinas que procesan estas tareas requiere grandes cantidades de agua.
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Además, estudios de universidades como la de Colorado y Texas han revelado que la creación de una imagen con inteligencia artificial puede consumir entre dos y cinco litros de agua. A pesar de que el agua utilizada en los centros de datos se recicla, el creciente aumento de la demanda tecnológica representa un riesgo para los recursos naturales.
"El aumento de la demanda de centros de datos en todo el mundo está poniendo presión sobre los recursos naturales. En México, por ejemplo, existen alrededor de 150 centros de datos, lo que plantea serias preocupaciones sobre su sostenibilidad", comentó.
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Asimismo, destacó que la discusión sobre los costos ambientales de la inteligencia artificial está llevando a algunas de las mayores empresas tecnológicas a explorar soluciones sostenibles. "Empresas como Microsoft, Amazon Web Services, Google Cloud y Meta han anunciado inversiones en energía nuclear para alimentar sus centros de datos", una medida que podrá ayudar a la transición de tecnologías más sustentables.
Regulación de la Inteligencia Artificial para disminuir el impacto ecológico
Sin embargo, la necesidad de un marco regulatorio que controle el impacto ambiental de la inteligencia artificial se vuelve cada vez más urgente. La OCDE proyecta que, para 2027, la demanda global de inteligencia artificial podría consumir entre 4 mil 200 y 6 mil 600 millones de metros cúbicos de agua, lo que equivale al consumo anual de un país como Dinamarca.
"La verdadera discusión está en cómo equilibrar el progreso tecnológico con la sostenibilidad. No podemos detener el avance de la ciencia, pero debemos ser conscientes de su impacto en los recursos naturales. El marco regulatorio será fundamental para garantizar que esta tecnología no sabotee el medio ambiente", concluyó.