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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Elizabeth Reyes Castillo, nutrióloga, mencionó si ¿se queda corta la medida de la SEP contra la comida chatarra en escuelas?.
Desde hace años, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha implementado medidas para reducir el consumo de comida chatarra en escuelas. Sin embargo, para Elizabeth, estas acciones, aunque positivas en apariencia, pueden resultar insuficientes o incluso contraproducentes si no se acompañan de una estrategia más integral.
¿Qué es lo preocupante en el tema de la alimentación?
Uno de los principales puntos que destaca la especialista es la falta de actividad física entre estudiantes, una pieza clave para mantener una alimentación balanceada. “Las raciones de mis atletas son tres o cuatro veces superiores a las de un niño promedio. El hecho de que no realicen actividad física me parece que es súper importante”, señaló Reyes.
Además, la experta advierte sobre los riesgos de generalizar las porciones alimenticias sin tomar en cuenta el desarrollo físico ni el nivel de ejercicio de cada estudiante. “El programa viene posicionado y dice que es la misma porción si vas en primero que si vas en sexto de primaria, pero si haces dos horas de ejercicio diario no puedes comer lo mismo que alguien que no hace nada a la semana”, explicó.
¿Cuál es la alternativa que están tomando los alumnos?
Otro tema sensible es la prohibición sin educación, que puede provocar efectos no deseados, como el “tráfico” de alimentos ultraprocesados entre los estudiantes. “La prohibición sin educación genera un efecto de rebote… los niños incluso empiezan a vender este tipo de comida. Ya los hemos visto”, señaló Reyes, quien advierte que este tipo de medidas podrían ser ineficaces si no se refuerzan también fuera de las escuelas.
En este sentido, también llama la atención sobre el papel de las familias. “Lo más importante es la casa. La educación real viene de ahí. La escuela refuerza, pero los responsables de lo que enseñamos a nuestros hijos somos nosotros”, enfatizó.
Otro riesgo, según la experta, es que satanizar ciertos alimentos o vincular la salud únicamente con el peso puede desembocar en trastornos alimenticios. “Satanizar alimentos puede provocar desórdenes alimenticios… ver alimentos como buenos o malos, o fijarse en el peso a la vista de un niño, puede generar bullying o más problemas”, explicó.
Finalmente, Reyes sugiere que el enfoque debería cambiar hacia una nutrición sin sesgos y con educación desde temprana edad. “Sería una maravilla tener nutriólogos capacitados, talleres para padres, e incluso una materia de nutrición basada en buenos hábitos. Aprender a cocinar alimentos saludables sería una buena idea”, propuso.
Aunque la SEP contempla actualizar los lineamientos cada cinco años, expertos como Reyes insisten en que, sin una visión más integral, el esfuerzo por eliminar la comida chatarra en escuelas podría quedarse corto.
