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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Diana Murrieta, presidenta y fundadora de Nosotras Para Ellas, explicó que se le acaban las opciones a Andrés Roemer para evitar su extradición a México.
Después de más de cuatro años de denuncias, procesos judiciales y obstáculos internacionales, el camino para la extradición de Andrés Roemer a México parece haberse despejado.
“Importantísima noticia viene después de 4 años de este proceso. Recordemos que las primeras denuncias públicas fueron realizadas en febrero de 2021. Las primeras carpetas comenzaron a ingresar a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México en marzo de ese mismo año”, recordó Murrieta.
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¿Qué significa la detención de Roemer para el colectivo?
En mayo de 2021, ya con una orden de aprehensión en su contra, Roemer había salido del país y se encontraba en Israel. Desde entonces, comenzó un proceso legal complejo y prolongado que incluyó peticiones diplomáticas, recursos legales y estrategias mediáticas por parte del escritor y exdiplomático.
Pero este avance no se percibe como una victoria definitiva. Para Murrieta, se trata de un paso importante, pero no de un cierre. “Claro que ha sido tres años y medio de extradición, bastantes procesos, no solo desde las carpetas judiciales, sino también todo lo psicológico… la revictimización causada en medios, en publicaciones, en libros, en el acecho que han sufrido algunas de las víctimas”, explicó.
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El proceso ha sido particularmente duro para las mujeres que decidieron alzar la voz. “Ha sido sumamente complicado, no solo por lo que implica denunciar, sino por el acoso y el miedo. Siguen teniendo miedo por sus familias. Andrés sigue siendo un hombre poderoso, respaldado por amistades”, añadió.
¿Qué exigen las víctimas?
El mensaje de las víctimas es claro: piden respeto y sensibilidad al hablar del caso. Muchas de ellas no accedieron a la justicia no por falta de pruebas, sino por trabas estructurales en el sistema legal mexicano. “En México la prescripción de delitos sexuales existe. Muchas no pudieron acceder a la justicia porque el sistema no se los permitió”, puntualizó Murrieta.
Por ello, llaman a los medios y a la sociedad a tener responsabilidad al abordar este tema. Más allá del caso Roemer, este proceso pone sobre la mesa la necesidad urgente de discutir la prescripción de los delitos sexuales y las barreras que enfrentan las mujeres para denunciar.
“Este caso ejemplifica los debates que como sociedad debemos tener”, concluyó Murrieta. Aunque aún queda camino por recorrer, las víctimas hoy tienen una luz de esperanza de que su voz será escuchada en un tribunal mexicano.