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En su colaboración para MVS Noticias con Pamela Cerdeira, el internacionalista Fausto Petrelin habló del caso de Fátima, la adolescente de 13 años de edad que fue empujada por sus compañeros desde un primer piso y de la reacción del secretario de Educación Pública, Mario Delgado.
El caso de Fátima, una estudiante de secundaria en la alcaldía Iztapalapa, Ciudad de México, ha conmocionado a la opinión pública. La joven de 13 años fue empujada desde un primer piso en su escuela por un grupo de compañeros, aparentemente debido a su afición por la cultura coreana y el K-pop.
La negligencia que agravó el caso
El padre de Fátima había advertido sobre el acoso que sufría su hija desde un año antes, sin que las autoridades escolares ni la Secretaría de Educación Pública (SEP) tomaran cartas en el asunto. El secretario de Educación Pública, Mario Delgado, minimizó el incidente, negando la existencia de bullying y sugiriendo que Fátima "se lanzó" por su cuenta, una versión que indignó a la sociedad.
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K-pop: Un fenómeno global incomprendido
El K-pop es un movimiento cultural que ha trascendido fronteras. Bandas como BTS cuentan con millones de seguidores en plataformas como Spotify y han sido reconocidas por la ONU por su influencia positiva durante la pandemia. A pesar de ello, el desconocimiento de esta corriente cultural ha llevado a que algunos sectores la estigmaticen, como ocurrió en este lamentable caso.
El embajador de Corea del Sur en México fue una de las pocas figuras públicas que mostró empatía con la familia de Fátima, condenando los actos de violencia y mostrando solidaridad ante la discriminación cultural.
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La falta de acción institucional
El caso de Fátima revela también un problema estructural en las instituciones educativas del país, donde el acoso escolar sigue siendo un fenómeno minimizado. El padre de Fátima ha anunciado que procederá legalmente contra las autoridades escolares por su negligencia.
La intolerancia hacia expresiones culturales distintas refleja una visión retrógrada que no debería tener cabida en un entorno educativo. El caso de Fátima nos recuerda que es urgente generar ambientes escolares seguros y promover el respeto a la diversidad cultural.