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En entrevista para MVS Noticias con Luis Cárdenas, Ezra Shabot, periodista, habló sobre el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum.
A un año de haber asumido la presidencia, Claudia Sheinbaum ha consolidado su liderazgo con una estrategia política que mezcla fuerza, unidad y control institucional. Shabot ofreció un balance crítico, destacando tanto sus aciertos como los riesgos de un modelo que recuerda al del viejo régimen de partido único.
“Se trata de una demostración de fuerza y unidad, eso es lo que se intentaba y se logra”, apuntó Shabot sobre el acto masivo en el Zócalo capitalino con motivo del informe presidencial.
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Centralización del poder: una herencia de AMLO
Para Shabot, el estilo de gobernar de Sheinbaum mantiene una clara continuidad con el legado de López Obrador, particularmente en el control de las distintas fuerzas políticas y sociales.
“Durante este año de gobierno queda claro que la capacidad de control de la presidenta sobre distintas fuerzas no se ajusta a este modelo de concentración de poder, eso fue lo que heredó y continuó por parte de López Obrador”, explicó.
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En ese sentido, advirtió sobre el regreso a un modelo político que se asemeja al del partido hegemónico, donde una sola figura concentraba la dirección del país. “Hoy este modelo de una sola voz y orden empieza a moverse al estilo de los de un solo partido”, señaló.
Seguridad y relación con Trump: dos logros a reconocer
Ezra Shabot reconoció que dentro del primer año de Sheinbaum, hay avances notables, especialmente en materia de seguridad y diplomacia con Estados Unidos.
“Éxitos que hay que reconocer son la estrategia de seguridad y la negociación que se hace con Trump”, destacó el analista, aunque advirtió que estos logros deben verse con cautela si se está construyendo un sistema de poder demasiado cerrado.
El papel de AMLO sigue siendo central
Uno de los puntos clave, según Shabot, es cómo Sheinbaum ha manejado la figura del expresidente López Obrador. Aunque busca dejar claro que ella tiene el control, no se ha permitido ninguna crítica o ruptura visible con su antecesor.
“El mensaje que da la presidenta es uno que me queda claro: ‘a ver, aquí AMLO es intocable y por otro lado la presidenta soy yo’”, subrayó. “Trata de establecer el control que el propio López Obrador tenía”.
Además, mencionó que los recientes escándalos de corrupción —filtrados a través de redes sociales y medios internacionales— han obligado a la mandataria a pronunciarse y buscar una narrativa que preserve tanto la unidad interna como la figura del exmandatario.
¿Regresión democrática?
La preocupación de fondo para Shabot es que este nuevo equilibrio político, basado en la unidad forzada dentro de un solo partido, podría significar una regresión democrática.
Con un año en el poder, el primer año de Sheinbaum deja ver luces y sombras en la consolidación de su gobierno. Mientras avanza en seguridad y relaciones internacionales, persisten las dudas sobre el modelo de gobernabilidad que busca establecer y si este representa un retroceso en el pluralismo político mexicano.
