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En entrevista para MVS Noticias con Luis Cárdenas, Norelys Ayarith Boada, una venezolana que ha vivido en México durante los últimos seis años, compartió su desgarradora historia sobre la crisis que azota a Venezuela.
En plática con Diana Alcaraz, relató cómo la situación económica y social en el país se ha deteriorado a tal punto que ya no considera regresar, excepto quizás para una breve visita.
"La situación del país se volvió insostenible. Tenía que hacer filas de hasta ocho horas para conseguir productos básicos como harina, arroz o incluso papel higiénico", comentó Norelys, recordando los tiempos difíciles antes de abandonar su país.
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La vida cotidiana se volvió un calvario, con la economía en ruinas y la falta de alimentos básicos que convirtió la compra de carne en un lujo inalcanzable.
"Comer carne era un lujo, y ni siquiera se conseguía papel higiénico o jabón", agregó.
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La entrevistada también habló sobre la coerción política que enfrentan los ciudadanos en su país.
"Los trabajadores eran obligados a asistir a marchas a favor del gobierno bajo la amenaza de perder sus empleos", explicó, evidenciando cómo la corrupción y el control del gobierno venezolano se han infiltrado en todos los aspectos de la vida diaria.
"Todo está comprado. El Consejo Nacional Electoral está controlado por el gobierno, y mientras Maduro siga en el poder, todo seguirá igual", aseguró con pesar.
Norelys decidió dejar Venezuela en 2017, poco después de las controvertidas elecciones que, según ella, fueron manipuladas para mantener a Maduro en el poder.
"Cuando dijeron que ganó, todo se cayó. Nadie vio los votos, y todo estaba comprado. Mientras esté en el poder, nada cambiará", dijo, expresando su desesperanza ante la situación política en su país.
A pesar de las dificultades de empezar de cero en México, Norelys ha logrado darle a sus hijos una vida mejor, algo que en su país parecía imposible.
"Aquí en México me abrieron las puertas, y aunque ha sido difícil, he podido ofrecerles una mejor vida a mis hijos", afirmó.
Sin embargo, su corazón sigue con su familia, que aún vive en la nación sudamericana bajo las mismas condiciones difíciles que ella dejó atrás.
"Toda mi familia está en Venezuela y siguen con las mismas penurias. Es triste, pero no veo cómo la situación pueda mejorar", concluyó.
No piensa regresar a Venezuela
Norelys también comentó sobre las estrategias que muchos venezolanos han adoptado para sobrevivir, como el uso de VPNs para acceder a servicios bancarios y redes sociales bloqueadas por el gobierno.
A pesar de todo, la perspectiva de un regreso a su tierra natal es remota.
"No puedo volver. Un salario mínimo allá son apenas tres dólares al mes, y comprar carne sigue siendo un lujo", lamentó.
Esta historia de lucha y resistencia es un reflejo de la realidad que enfrentan millones en Venezuela, muchos de los cuales han sido forzados a abandonar su país en busca de una vida mejor en el extranjero.