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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Sophia Huett, policía, especialista en seguridad, maestra en gestión pública, doctoranda en Derechos Humanos, explica un perfil de Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo y de Los Zetas.
La reciente deportación de Osiel Cárdenas Guillén a México ha reavivado el interés en uno de los personajes más controvertidos del narcotráfico en el país.
“Osiel Cárdenas Guillén representa una figura compleja que trasciende el simple estereotipo del narcotraficante”, afirmó Huett.
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“Su ascenso al poder, está marcado por una combinación de violencia, astucia y una profunda comprensión de las dinámicas del crimen organizado".
De mecánico a capo del narcotráfico
Originario de Matamoros, Tamaulipas, Osiel Cárdenas Guillén comenzó como mecánico, pero su ambición lo llevó a ascender rápidamente en el Cártel del Golfo, desplazando incluso a otros líderes.
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“Cárdenas Guillén no solo quería controlar el tráfico de drogas; buscaba establecer un control total sobre territorios, rutas y personas, incluso dentro de las estructuras de seguridad del Estado”, explicó la especialista en seguridad.
Durante su liderazgo, Cárdenas consolidó un imperio criminal basado en la violencia extrema y la intimidación, “la creación de Los Zetas como brazo armado fue su movimiento más estratégico y aterrador. Reunió a exmilitares entrenados, expertos en tácticas de combate, para proteger sus intereses y expandir su influencia”.
“Osiel cambió las reglas del juego. Antes, los cárteles se enfocaban principalmente en el tráfico de drogas. Con Los Zetas, el secuestro, la extorsión y el tráfico de personas se integraron como fuentes de ingresos”, señaló.
Esta innovación no solo fortaleció al cártel, sino que también trajo una ola de violencia sin precedentes en México.
La caída de un imperio
En 2003, Osiel Cárdenas Guillén fue capturado por las autoridades mexicanas en un operativo que marcó un hito en la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, su influencia continuó desde prisión hasta su extradición a Estados Unidos en 2007.
“Aunque fue un golpe importante, su captura no significó el fin de su legado. Las fracturas dentro del Cártel del Golfo y la independencia de Los Zetas desataron una guerra interna que incrementó la violencia en el país”, apuntó Huett.
El perfil de Osiel Cárdenas Guillén es un recordatorio del impacto devastador que una figura del crimen organizado puede tener en la seguridad nacional.
“Entender su historia es clave para analizar cómo las decisiones individuales dentro del narcotráfico pueden alterar profundamente las estructuras sociales y políticas de un país”, detalló la doctora Guillén al hablar del exlíder del Cártel del Golfo y de Los Zetas.