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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Víctor Olivares, periodista y columnista en “La Lista” habla de Gisèle Pelicot: el caso que rompe el silencio y redefine la resiliencia en el 25-N.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el caso de Gisèle Pelicot ha conmocionado a Francia y al mundo, marcando un precedente en la lucha por la justicia y la dignidad de las víctimas de violencia sexual.
Víctor Olivares, periodista y columnista en La Lista, ha seguido de cerca este juicio público, un acto inusual en casos de violación, y nos comparte las impactantes revelaciones y reflexiones que emergen de este proceso.
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La decisión de Gisèle Pelicot de hacer público su caso ha sido fundamental para visibilizar la violencia sexual y la sumisión química, “la señora Pelicot decidió que fuese un juicio público, algo que de cierta manera no es muy común cuando la víctima es una mujer violada de forma sistemática”, afirmó.
El juicio ha sido una oportunidad para conocer en profundidad la magnitud de la violencia sufrida por Gisèle y la perversidad de sus agresores, “la verdad es que las sensaciones que deja el escuchar los testimonios, de ver algunos de los videos, de poder también ver a muchos de los acusados como al Señor Pelicot, es algo que desborda por momentos, dada la monstruosidad de los hechos, que se perpetraron en contra de la señora Giselle”, señaló el periodista.
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¿Qué es el caso Gisèle Pelicot?
Gisèle Pelicot, una mujer de 72 años, fue víctima de violaciones sistemáticas durante más de una década, perpetradas por al menos 51 hombres, entre ellos su propio esposo. “La señora Pelicot decidió que este juicio fuese público para visibilizar un problema estructural y profundamente arraigado en nuestra sociedad”.
Durante años, Gisèle fue sometida a violencia sexual bajo sumisión química, mientras su esposo grababa los ataques y almacenaba miles de videos en discos duros. Este material, descubierto accidentalmente, sacó a la luz un horror que Gisèle desconocía por completo.
“Ella creía que sus malestares físicos eran síntomas de Alzheimer o infecciones, sin sospechar lo que ocurría mientras dormía”, relata Olivares.
El juicio ha mostrado no solo la magnitud de los crímenes, sino también la transformación de Gisèle. “Al inicio del proceso, era una mujer abatida, destruida por el impacto de lo sucedido. Pero con el tiempo, hemos visto una resignificación de su dolor. Ahora, ella lucha incansablemente por dignificarse a sí misma y a miles de mujeres que han enfrentado violencias similares”, señaló el periodista.
El coraje de Gisèle al abrir su caso al escrutinio público ha permitido que miles de mujeres encuentren en su historia un símbolo de lucha y esperanza. Este juicio histórico es una muestra de que, incluso en medio del horror, es posible reclamar la dignidad y exigir que la justicia sea implacable.