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En su colaboración para MVS Noticias con Luis Cárdenas, el periodista especializado en crimen organizado, Óscar Balderas, presentó su entrega semanal de Nación Criminal, donde enlistó los lugares donde encontramos a nuestros muertos a 18 años de la llamada “Guerra contra el narco”.
“La violencia nos ha sorprendido en espacios que considerábamos blindados. Escuelas, cines, parques, iglesias”, opinó el reportero de investigación.
El saldo de la “Guerra contra el narco”
El primer lugar que enlista Óscar Balderas es la colonia 3 de mayo en Puebla: “Llegaron hasta tres bolsas negras desperdigadas en la calle. (…) El cuerpo destazado estaba a unos metros de la puerta de la escuela. Las clases se suspendieron ese 4 de junio de este año como un dejavú: en abril de 2020 también dejaron un cuerpo en las puertas del kínder”.
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Después recordó lo que pasó en Tenango del Valle en el Estado de México tras la confesión de ‘El 666’, jefe del CJNG en Toluca, sobre una fosa clandestina: “Apenas entró y salió el cucharón de la excavadora, brotaron los primeros cuerpos. Tres, doce, veinte, cuarenta y dos costales con restos humanos (…) El hueco estaba en la pista de baile de ese salón de fiestas abandonado en Tenango del Valle: ¿cuántos vals se bailaron sobre ese cementerio clandestino?”
Luego relató lo que sucedió en agosto de este año en Silao, Guanajuato: “Hasta allá fueron los agentes (…) No encontraron cadáveres en la vulcanizadora, pero sí en un predio contiguo: dos restos humanos de personas recién torturadas a unos pasos de una iglesia”.
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Jalisco es otro estado en esta lista del saldo de la guerra contra el narco: “Lo que parecía piedra caliza en los ladrillos de su casa molestó a la señora Irma. Había pagado por material de construcción de buena calidad a un grupo de albañiles que edificaban su vivienda en Teocaltiche, Jalisco, y le habían mandado lo que parecía arcilla cocida de baja categoría”.
“Este año, el Colectivo + 1 = Todos Tlajomulco confirmó que los hornos de las ladrilleras de los Altos de Jalisco están cooptados por el crimen organizado y ahí incineran a sus víctimas. De vez en cuando se mezclan huesos humanos con la arcilla y los albañiles son obligados a usar ese material de construcción para deshacerse de la evidencia. Si se niegan, los matan. La señora Irma no tuvo opción y se quedó callada. Ahora le cuesta trabajo dormir en una casa con huesos en las paredes, incluso después de que roció los muros con agua bendita”, explicó Óscar Balderas.
A esto se suma lo que pasó en un campo terroso de la colonia Unión de Colonos de Benito Juárez, en el municipio de Escobedo, Nuevo León, una improvisada cancha de futbol: “El baldío era un cementerio clandestino. En enero de este año, una investigación llevó hasta un montículo de tierra removida junto a una esquina de la cancha y encontró el cuerpo de un hombre. Luego, dos más, cinco más… hasta llegar a ocho cadáveres”.
Por último, Óscar Balderas refirió que “hemos encontrado a nuestros muertos en lugares improbables” en esta guerra contra el narco.
“A veces, nombramos esas ubicaciones por su evidente contradicción con el horror: el Ejido Buena Vida, la colonia Vista Hermosa, el campo Loma Linda y hasta en municipios cuyo nombre es Todos Los Santos. Lo contamos, a veces, para hacer tolerable la violencia”, concluyó a 18 años de la ‘Guerra contra el narco’.