Gracias, Marzo

No se equivocan quienes dicen que el feminismo es un movimiento político, en efecto lo es, “lo personal es político”.

Marcha del 8M en la CDMX/Cuartoscuro
Escrito en ENTREVISTAS el

Desde el inicio de la pandemia los meses nos toman por sorpresa, hemos perdido la noción de lo que hicimos ¿fue hace un año? ¿fue hace cinco? ¿fue antes de la pandemia? Marzo llega antes de que el calendario lo decida, anunciado por las jacarandas que tapizan los pavimentos de la Ciudad de México. En mi caso, es la jacaranda de mi vecino la que pinta mi jardín de morado, se lo agradezco. Es el momento en el que empezamos a hacernos todas esas preguntas ¿marcharemos? ¿todavía estamos a tiempo de mandar a hacer las playeras moradas? ¿qué otras acciones podemos realizar? Colgamos listones, admiramos a las mujeres que renombraron las calles en honor a otras mujeres que admiran, o en memoria de las que ya no están. Se hacen foros, conversatorios, eventos, discusiones, participa la iniciativa privada, los gobiernos, las escuelas, las mujeres somos el centro de la conversación. Esto permite que Marzo, sea un mes distinto, aquel en el que muchas mujeres deciden finalmente contar sus historias de violencia, exhibir a sus agresores, otras voltear a ver su propia historia y reconocerse en la de otras, revisar su pasado, sus relaciones, y replantearse el futuro que piensan construir. Hablamos de violencia y vemos las demandas furiosas (y uso este adjetivo en una acepción positiva, no con la connotación negativa que suele dársele a las emociones que vienen de los movimientos feministas o las mujeres en general), es ese momento del año en que todo nuestro enojo se deja ver, es validado y justificado, lo que pocas veces hacemos quienes hemos sido educadas para portarnos bien.

No se equivocan quienes dicen que el feminismo es un movimiento político, en efecto lo es, "lo personal es político" fue parte del lema de la segunda ola del feminismo. Político no entendido como un proyecto de ambición personal para tener el poder que se preocupa por los próximos 6 años, político como la intención de trascender y cambiar al mundo, político como quien hace de lo privado un problema público.

Cada Marzo nos transformamos, vemos algo nuevo, recordamos el valor de lo colectivo, reconocemos nuestra historia en la de otras, y aprendemos que hay otras y mejores formas de ser mujer en este mundo. El cambio no lo pedimos, lo exigimos, porque las marchas y los ejercicios en los que participamos nos permiten ver de qué somos capaces de hacer cuando estamos juntas.

Se equivoca quienes creen que nada se logra, no somos las mismas que las que fueron hace 60 años, y es gracias a ellas que estamos mejor; las que vienen en 60 años no serán las mismas que nosotras, y será gracias a todos esos marzos que estén mejor.

Gracias, Marzo, por recordarnos lo importante.