A sus 76 años de edad y a solo días de haber dado su último concierto, Ozzy Osbourne falleció víctima de la enfermedad de Parkinson que confirmó durante una aparición en Good Morning America en enero de 2020, pero que fue solo la última ocasión que desafío a la muerte como auténtico Príncipe de las Tinieblas, icónico vocalista de Black Sabbath que sufrió todas estas enfermedades.
“Con una tristeza indescriptible informamos del fallecimiento de nuestro querido Ozzy Osbourne esta mañana. Estaba con su familia, rodeado de mucho cariño. Pedimos a todos que respeten la privacidad de nuestra familia en estos momentos”, fue como informaron su esposa Sharon y sus hijos Jack, Kelly, Aimee y Louis la partida del mítico músico, luego de sufrir Parkinson y estas otras diversas enfermedades a lo largo de toda su carrera.
Se fue tras dar su último concierto
Ozzy Osbourne lidió con numerosas enfermedades, tanto que en febrero, tras el anuncio de que daría su último concierto con Black Sabbath, su esposa dio información actualizada sobre el Parkinson que sufría el cantante: “Está muy feliz de volver y muy emocionado por esto. El Parkinson es una enfermedad progresiva. No es algo que se pueda estabilizar. Afecta diferentes partes del cuerpo y le ha afectado las piernas. Pero su voz está mejor que nunca”.
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Pero después de actuar con la banda por última vez el 5 de julio, falleció. En Villa Park, Birmingham, Reino Unido, artistas como Metallica, Slayer, Pantera y más le dieron el adiós musical, con una frase de su esposa resonando fuerte ahora que ya falleció: “No tuvo la oportunidad de despedirse de sus amigos ni de sus fans y siente que no ha habido un punto final. Este es su punto final”.
Las enfermedades del Príncipe de las Tinieblas
Quien no solo se distingue por haber cimentado las bases del heavy metal, sino también por una asombrosa resiliencia ante los innumerables desafíos que la vida le presentó, Ozzy Osbourne confesó en múltiples ocasiones que “debió haber muerto mil veces” en su lucha contra las adicciones al alcohol y las drogas, además de que en 2003 sufrió un grave accidente en un vehículo todoterreno que le dejó ocho costillas rotas, una clavícula destrozada y daño vertebral, manteniéndolo en coma durante más de una semana.
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Otro incidente de motocicleta también lo dejó en estado de coma por varios días, aunque en cuanto a enfermedades en 2019 una caída en su hogar agravó antiguas lesiones en el cuello y la columna vertebral, sumándose a ello episodios de neumonía e infecciones persistentes. Pero el golpe más duro fue el Parkinson, específicamente una forma que afectaba su movilidad y que trajo consigo un deterioro progresivo que finalmente le arrebató la vida.
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