A principios de los años 90, la presencia de estrellas internacionales en México era escasa, lo que dejaba al público acostumbrado a actuaciones locales. Sin embargo, la llegada inminente de iconos globales como Paul McCartney marcó un cambio, llevando a los organizadores de eventos a pensar en recintos más grandes, el futuro Foro Sol.
Los inicios del Foro Sol datan de la década de los 90, cuando la Ciudad de México emergía en los itinerarios de giras internacionales. La concepción de este icónico recinto nació de la colaboración entre el manager de McCartney y Alejandro Soberón, CEO de Ocesa, quien lideró la búsqueda de un sitio adecuado para megaartistas, como el bajista de The Beatles.
Negativa de rentar el Estadio Azteca para Paul McCartney propició el inicio del Foro Sol
En esa época, el Palacio de los Deportes y el Estadio Azteca acogían conciertos de renombre, como U2 en 1992 y Michael Jackson en 1993. Sin embargo, hacia fines de 1993, todo cambió gracias a Paul McCartney.
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Aunque su visita estaba programada para noviembre de 1993, surgió un inconveniente: la falta de estadio para el concierto. La negativa del Estadio Azteca llevó a Soberón y Barry Marshall a considerar construir uno propio.
Así, el equipo se embarcó en la tarea, explorando sitios en la ciudad. A pesar de la experiencia limitada, lograron avanzar. Soberón recordó que solo tenían cuatro meses para construir cerca del Autódromo Hermanos Rodríguez, espacio que aseguraron.
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Madonna, la otra estrella que aceleró la construcción del Foro Sol junto McCartney
En medio de la trae de planeación del Foro Sol, un giro aconteció. Paul McCartney mencionó a Madonna sobre su visita a México, y ella expresó su interés en unirse al proyecto.
En este contexto, Soberón recibió una llamada de Marshall sobre la charla de McCartney con Madonna, lo que impulsó aún más la construcción del Foro Sol.
El recinto se convirtió en un referente para actos internacionales en México, gracias a la convergencia de determinación y circunstancias fortuitas. Su nacimiento, motivado por la necesidad de recibir a McCartney y alimentado por visionarios, redefinió para siempre el escenario musical de la Ciudad de México, el Foro Sol.