Uno de los representantes del llamado “nacionalismo cinematográfico” en México fue Emilio “El Indio” Fernández, quien el día de su muerte tenía en sus planes viajar a Cuautla Morelos y pasar unos días de descanso, lo cual no sucedió. Hoy se cumplen 36 años de su muerte y su recuerdo aún permanece en la memoria histórica de la industria a la que tanto amó.
Vida y trayectoria
Nacido en Mineral del Hondo, Coahuila, el actor de descendencia indígena se unió a la Revolución luego de haber estudiado su carrera militar. La situación del país en aquel momento lo obligó a irse a Estados Unidos, donde ejerció varios oficios.
En su paso por el país de las barras y las estrellas estuvo fungiendo como doble en algunas películas, lo que lo acercó al mundo cinematográfico en donde descubriría su vocación.
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Su amor por el cine lo llevo a ser considerado una figura importante en la industria, reconocido por películas como “Flor Silvestre”, “María Candelaria”, “Bugambilia”, “Río escondido” y “Maclovia”.
Con frecuencia se le miraba en el restaurante de los estudios Churubusco, al mismo tiempo que sentía nostalgia de sus años más productivos. Los cambios que el cine presentaba era algo que no superaba y con frecuencia renegaba de esto.
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La partida de Emilio “El Indio” Fernández
Antes de morir, Fernández se despidió de la gran casona ubicada en Coyoacán, pues el director se levantó por su propio pie para alistarse e ir fuera de la ciudad: “¡Voy a amanecer chingón y nos vamos a Cuautla!”, dijo, pero ya no logró hacer su último viaje.
“Quiero recoger las armas que mandé a arreglar para buscar a los ladrones que se metieron en la casa”, expreso a su esposa.
El mismo día que “El Indio” Fernández falleció estuvo decidido a regresar a Cuautla Morelos, pero no contaba con que un paro cardiaco fulminante un 6 de agosto de 1986 apagaría su luz a los 86 años.