México es el nuevo paraíso de los jugadores de póker. El país azteca ofrece un sinfín de atractivos turísticos: desde playas paradisíacas a una incalculable cultura histórica. De una gastronomía que conquista a cualquiera hasta conciertos u otro tipo de acontecimientos que atraen a un buen número de turistas. A estos atractivos, y otros muchos, se suma esa opción de moverse entre los naipes de una óptima partida de póker.
Y es que no es un secreto que en México se están abriendo más casinos físicos e impulsando las inversiones de empresas cuyo foco está en el ámbito online. De hecho, México busca convertir a la zona de la Baja California en el nuevo Las Vegas del juego. ¿Lo conseguirá?
Lo que está conseguido es tanto el apoyo gubernamental como de muchos ciudadanos que deciden probar suerte entre naipes; eso sí, siempre de una manera responsable. El póker vive una edad dorada gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. La digitalización ha permitido a este prehistórico juego acercarse a un mayor número de personas y celebrar un mayor número de partidas oficiales como aquellas orientadas a un simple divertimiento.
Eso sí, el póker a diferencia de otros juegos de cartas apenas ofrece una cobertura porcentual importante a un aspecto incontrolable como el azar. La suerte importa siempre, pero en el póker, lo fundamental es completar esa curva de aprendizaje que se sustenta sobre el conocimiento y la experiencia de acumular partidas y partidas de muy diversa índole en los contrincantes.
Estos elementos suelen ser cruciales a la hora de enfrentarse a unos u otros oponentes, puesto que en el póker existen diferentes tipos de perfiles. No todos los jugadores son idénticos. Hay diferentes conocimientos, diferentes planteamientos de estrategias y diferentes formas de apostar en la elección de las cartas. Algunos arriesgan más y otros son más conservadores. Si juegas al póker, durante tu tiempo de entretenimiento, ¿con qué tipo de los siguientes perfiles te sientes más identificado?
Aquellos que conviven en el profesionalismo del póker saben, a la perfección, qué tipo de perfil es cada jugador; aquellos que están empezando no sabría ni siquiera clasificarse a sí mismos y mucho menos a sus oponentes. De manera genérica, indicaremos que aquellos que no son muy selectivos en la gestión de sus cartas son clasificados como ‘loose’; aquellos que sí se cuidan en el manejo de los naipes son denominados ‘tight’.
Póker: un estado de ánimo
Luego están aquellos que suelen optar por estrategias agresivas y como suele decirse en el argot, aquellos que ‘suben las apuestas’. ¿O quizá están recurriendo a la técnica de jugar de farol? Son aspectos que se consiguen aprender a base de partidas y partidas. Y luego están aquellos jugadores noveles que se dejan guiar por las decisiones de otros jugadores de mesa. Es un tema de inexpertos.
- La Roca: estamos ante un tipo de jugador que espera que pase el tiempo y aguarda a recibir una óptima mano de cartas. Es decir, no espera unas buenas cartas, sino que espera recibir las mejores cartas. Quizá ganan partidas por aburrimiento, porque el oponente es un ingenuo o piensa que este tipo de jugadores apenas tiene conocimiento sobre el póker. O sencillamente porque, efectivamente, acaban alcanzando los mejores naipes.
- El débil (o tight): lo avanzamos anteriormente. Este perfil de jugador se caracteriza por su inexperiencia, con lo que comete errores en su toma de decisiones o tiembla cuando esa mano aumenta la agresividad de los jugadores. Si usted es de este tipo de perfiles, lo mejor es coger experiencia y si ve que esa partida no fluye por los cauces normales es abandonarla.
- El Nit: es una variante del perfil de la Roca. Es un buen jugador de póker que busca tenerlo todo bajo control y que nunca recurre a un farol. Y si ve que no hay buenas cartas o sus posibilidades son escasas, abandona rápido esa mesa. La forma de contrarrestar sus opciones es emplear una técnica de juego agresiva, siempre y cuando éstos no lleven buenas cartas.
- El Tag: estamos ante un perfil que domina todas las aristas del juego del póker; que se limita únicamente a pulir aquellos aspectos que no son su fuerte con el propósito de fortalecer sus virtudes. Si usted no tiene un buen nivel debe alejarse de este tipo de jugadores. Acabará perdiendo cualquier mano. Y sin darse cuenta. Si no hay excesivas cantidades de dinero sobre la mesa, enfrentarse a un Tag es una buena forma de comprobar el nivel de póker que tenemos.
- El Lag: es un tipo de jugador muy agresivo, que siempre está jugando muchas manos y que se aprovecha de situaciones marginales durante el juego. Quizá es un tipo de jugador de póker subestimado y él sabe aprovechar su ocasión y este pensamiento generalizado sobre su forma de juego.
- El Maníaco: es un tipo de jugador con carisma e indomable. Sus estrategias son agresivas, donde ellos buscan ser los más fuertes, lo cual no significa que sus planteamientos sean los correctos. Y de vez en cuando recurren a un buen farol. Les gusta hacerse notar sobre una mesa de póker.
- El Donkey: si traducimos este término anglosajón deduciremos que significa burro, con lo cual está todo aclarado. Si un jugador de póker es calificado como Donkey estaremos indicando que no es un buen jugador de póker y que, a pesar de tener un conocimiento de los naipes, toma decisiones muy erróneas y carentes de sentido táctico. Eso sí, nunca hay que confiarse.
- Calling stations: finalmente, este último perfil de jugador de póker se caracteriza por ser muy pasivo durante la partida y que aumenta la duración de estas. No juegan de manera agresiva, ni siquiera cuando tienen cartas excelentes. Ni tampoco les gusta farolear.
Ser un tipo de jugador u otro ayuda o no a acabar ganando una determinada mano. Muchas veces se espera recibir unas buenas cartas, pero conviene recordar que el póker también es un tipo de juego donde el estado de ánimo tiene una notable influencia en el desarrollo de una partida. La gestión de los nervios y de las emociones no siempre es sencillo y, a veces, acaba convirtiéndose en una losa difícil de superar.