En la alfombra roja se comenzaron a ver brazaletes rojos que muchas de las invitadas portaban en sus muñecas, lo que representaba la iniciativa #YaEsHora, en la que más de 50 mujeres de todas las profesiones del mundo del cine, entre las que se encuentran nombres como Yalitza Aparicio o Marina de Tavira, se unen para reivindicar la igualdad.
Durante la gala, prácticamente todas las mujeres que se subieron al escenario, tanto a entregar como a recoger algún premio, pronunciaron algún mensaje a favor de la igualdad de géneros, en el contexto de un México en el que cada día fallecen, según cifras oficiales, nueve mujeres víctimas de la violencia de género.
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La actriz que dio inicio a la gala, Irene Azuela, quien portó uno de estos brazaletes, recordó en su monólogo que anoche iba a haber el reclamo de “un giro radical encabezado por las mujeres”.
“El eco que suena cada vez más fuerte, exige rotundamente no a la violencia en todas sus expresiones. Hoy una se convierte en voz de todas, levanta el puño y dice que ya es hora”, añadió.
La iniciativa pretende conseguir principalmente tres puntos en los que todas las firmantes están de acuerdo: tener historias con perspectiva de género, espacios libres de violencia e igualdad laboral.
A través de #YaEsHora, presentada públicamente en esta gala, este grupo de mujeres pretenden crear comunidad y transformar el cine mexicano hacia un enfoque feminista.
Otra de las protagonistas de la noche fue Ilse Salas, quien recibió el galardón a mejor actriz por su papel en “Las niñas bien”, película que recibió cuatro de los diez premios a los que optaba y que está dirigida por Alejandra Márquez Abella.
Salas agradeció “al poder femenino” que hizo que se pudiese filmar la cinta, en la que trabajó un equipo formado en su mayoría por mujeres, lo que hizo sentir a la actriz que estaba en “una comunidad feminista”. “Ya es hora”, terminó.
A lo largo de esta fiesta del cine, que se alargó más de dos horas, también hubo espacio para otras reivindicaciones como el empoderamiento de las trabajadoras del hogar, el fin de la corrupción o, por supuesto, la necesidad de que el arte reciba mayores apoyos por parte del Gobierno mexicano.
El director de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, Ernesto Contreras, recordó que “la cultura está en todas partes, no es territorio exclusivo de unos cuantos” e insistió en que el mundo del cine ve “con preocupación” los recortes a esta y otras disciplinas dentro de los presupuestos de México.
“Queremos seguir mostrando el México que somos. Queremos seguir haciendo películas que impacten en nuestro presente y hacer visibles a los invisibles”, terminó.
El premio al mejor actor lo recibió este año Noé Hernández, protagonista de la película “Ocho de cada diez”, y lo recogió el director de esta cinta, Sergio Umansky, quien recordó que ocho de cada 10 asesinatos en México ni siquiera se investigan, ante lo que pidió “justicia”.
La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas entrega los Premios Ariel como reconocimiento a las mejores producciones del año y en esta ocasión, a pesar de los recortes presupuestarios relacionados con las artes y la incertidumbre, la edición número 61 se celebró en este emblemático recinto en lugar del habitual Palacio de Bellas Artes.
