Una colección de seis cuadros de gran formato sobre la vida de San Francisco de Asís, uno de los cuales tiene la firma del pintor poblano Gregorio José de Lara, es restaurada por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La serie pictórica, que es restaurada en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, llegó a esta institución a petición del recinto museístico y del Centro INAH Puebla, se detalló en un comunicado de prensa.
Las seis obras de gran formato presentan escenas poco conocidas de la vida de San Francisco de Asís y su hechura muestra el poder de la orden religiosa. Provienen del Ex Convento de San Miguel Arcángel, en Huejotzingo, Puebla, y fueron hechas por el pintor Gregorio José de Lara.
Las obras miden entre dos y 2.15 metros, datan de la década de 1740 y muestran escenas poco conocidas de la vida del santo italiano fundador de la orden franciscana.
Foto: Pintura sobre la vida de San Francisco de Asís / INAH
La restauración de las obras es consecuencia del avanzado deterioro que presentaban por su prolongada exposición a la intemperie, permanecer en el claustro del convento, y posteriormente ser almacenadas en una bodega sin las condiciones adecuadas para su conservación.
María Cristina Noguera Reyes, especialista en conservación de pintura de caballete de la CNCPC, detalló que las obras presentan diversos deterioros en el textil, ataque por insectos xilófagos, abrasión extendida provocada por humedad directa y constante, deyecciones de murciélagos y aves.
Foto: María Cristina Noguera Reyes, especialista en conservación del CNCPC / INAH
Además de intervenciones anteriores, como la sustitución de miembros de los bastidores, lo que contribuyó a la pérdida de los estratos pictóricos y al debilitamiento generalizado de las obras.
“Las pinturas estaban muy deterioradas, con roturas y faltantes de soporte, incluso, se veía que les cambiaron el formato al dotarlas de un nuevo bastidor para exhibirlas otra vez. Había que intervenirlas o se corría el riesgo de perderlas”, explicó.
La restauración, que se ha realizado en cuatro de las seis obras, ha consistido en el retiro de los bastidores para poder atender los lienzos que estaban afectados, algunos de los cuales tenían fragmentos de otros cuadros unidos a modo de remiendos.
Se realizó un reentelado a todas las obras para posteriormente resanar los faltantes de capa pictórica, una vez realizado este proceso y tener una superficie homogénea, se procedió a la reintegración cromática de las pinturas.
Foto: Pintura proveniente del Museo de la Evangelización / INAH
“La limpieza de gran cantidad de polvo y excremento de animales depositado en su superficie fue un reto, debido a que había que removerlos sin dañar las piezas”, mencionó Noguera Reyes.
Sobre el origen de la serie pictórica, la historiadora de arte Paula Mues destacó que, posiblemente, fueron comisionadas para recubrir los muros del claustro interno del convento de la orden franciscana, en respuesta al proceso de secularización de parroquias en Puebla, durante la segunda mitad del siglo XVII.
Para la académica de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), con el encargo de esta serie, los franciscanos buscaban demostrar la vigencia de su poder económico y la aceptación que los habitantes de la región les tenían desde el siglo XVI.
Foto: Proceso de restauración de obras pictóricas / INAH
En lo que respecta a los valores estéticos, la doctora destacó que la pintura poblana colonial tiene ciertas características que la distinguen de las demás de esa época, ya que autores como De Lara daban más importancia a detalles como joyas o telas en sus obras, mientras que los artistas de la Ciudad de México preferían plasmar efectos de movimiento en las escenas.