El cineasta francés Luc Besson, objeto de una denuncia por violación por parte de una actriz, fue acusado de gestos inapropiados y de agresión sexual por parte de otras tres mujeres, según la prensa.
Según el diario francés en línea Mediapart, una antigua colaboradora de Besson, encargada de castings, escribió a principios de julio al fiscal de la República en París para denunciar que había sido víctima de “agresiones sexuales” por parte del director, de 59 años.
La presunta víctima explicó a Mediapart que Besson la agredía sexualmente “cada vez que entraban juntos en el ascensor”, y que le pedía favores sexuales en público.
Otras dos mujeres también indicaron que Besson “se había comportado de forma inapropiada” con ellas. Una de ellas, actriz, señaló que tuvo que huir a gatas del cineasta, durante un casting en su oficina de París.
Contactado el martes por la AFP, el gabinete del abogado de Luc Besson, Thierry Marembert, comunicó que el director de “El quinto elemento” y de “Gran azul” no tenía nada más que añadir que lo comunicado a Mediapart, esto es, que desmiente “categóricamente cualquier tipo de comportamiento inadecuado o reprensible”.
Marembert ya había calificado de “acusaciones fantasiosas” la denuncia de violación presentada en mayo por una actriz de 27 años contra Besson.
Según la investigación de Mediapart, varias mujeres contactaron para referirse a Besson con la actriz italiana Asia Argento, una de las figuras más emblemáticas del movimiento #MeToo, quien acusó al productor estadounidense Harvey Weinstein de haberla violado.
La ola de denuncias que generó el #MeToo, especialmente en Estados Unidos, ha encontrado poco eco en Francia, donde prácticamente ninguna actriz ha denunciado públicamente a un hombre de agresión sexual.
Las pocas intérpretes francesas en haberlo hecho, como Léa Seydoux y Emma De Caunes, se manifestaron para denunciar a Weinstein.
En cuanto a la denuncia de violación interpuesta contra Besson por una actriz y modelo, los análisis toxicológicos dieron negativo. La denunciante había asegurado haber tomado un té con el director en un hotel parisino y haberse sentido mal, sin declarar empero, haber sido drogada.
Dijo además haber mantenido una relación íntima intermitente con el cineasta y haberse sentido obligada a ello por motivos profesionales, según una fuente cercana a la investigación.