Terminó el suspenso: “The Handmaid’s Tale” se llevó este domingo el Emmy a mejor serie dramática en una ceremonia que estuvo condimentada con mucha pimienta política.
La categoría estaba muy reñida y nunca hubo consenso entre los expertos sobre quién ganaría el principal premio de la televisión estadounidense.
Aunque más allá de esta categoría, lo que sí no hubiera podido predecir la bola de cristal más avanzada fue la participación de Sean Spicer, ex secretario de prensa del presidente Donald Trump, en la ceremonia en Los Angeles.
Detrás de un podio similar al que se usa en las ruedas de prensa de la Casa Blanca, gritó: “será la mayor audiencia en presenciar un Emmy, punto, tanto en persona como en todo el mundo”, haciendo una parodia de su primer encuentro con la prensa al hablar de la audiencia de la ceremonia de juramentación de Trump.
Foto: Sean Spicer, ex secretario de prensa del presidente Donald Trump / Reuters
Y no era Melissa McCarthy, que se ganó un Emmy precisamente por esa interpretación. En la audiencia, muchos quedaron boquiabiertos.
Colbert también dedicó varios de sus afilados chistes a Trump, quien alguna vez estuvo nominado a dos Emmys por su programa “El Aprendiz”.
Foto: Sean Spicer, ex secretario de prensa del presidente Donald Trump / Reuters
Pero “a diferencia de la Presidencia, los Emmys van al ganador del voto popular”, dijo Colbert en referencia a que Trump ganó la elección por colegios electorales pero sin el voto popular.
“The Handmaid’s Tale”, basada en la novela de 1985 de la canadiense Margaret Atwood, se llevó en total cinco estatuillas, incluidas categorías de guión y dirección.
Elisabeth Moss ganó como mejor actriz por su retrato de Offred, una criada asignada para servir de vientre en alquiler a través de una violación ritualizada en la casa de uno de los altos representantes de un nuevo país teocrático, totalitario y cristiano que se instala en Estados Unidos después de una guerra civil.
Ann Dowd también ganó como mejor actriz de reparto por su papel como la brutal instructora Tía Lydia. “Un sueño” dijo Dowd al recoger su primer premio a los 61 años, mientras que Moss lanzó una palabrota en pleno discurso.
El oscuro show distópico fue el mayor ganador junto a “Big Little Lies” que también conquistó cinco estatuillas.
Foto: Elenco de ‘Big Little Lies’ / Reuters
La principal categoría del premio más importante de la televisión de Estados Unidos era una gran incógnita, con “Downton Abbey” en los anaqueles de la historia y “Juego de tronos” sin poder competir porque comenzó su séptima temporada muy tarde para ser considerada por los jurados.
Competían también los también debutantes “Westworld”, “This Is Us”, “Stranger Things” y “The Crown”, además de los ya veteranos “Better Call Saul” y “House of Cards”.
En una noche que también premió la diversidad, Sterling K. Brown se llevó el Emmy a mejor actor dramático por “This is Us”, el primero para un afroamericano desde que Andre Braugher lo ganó en 1998.
Aziz Ansari y Riz Ahmed también se llevaron estatuillas, mientras que Donald Glover se convirtió en el primer director negro en ganar por una serie de comedia.
Foto: Donald Glover / Reuters
Aunque la política fue protagonista desde el primer premio, entregado a John Lithgow por su actuación como el primer ministro Winston Churchill en “The Crown”.
“En estos tiempos tan locos” la vida de Churchill “aún como un hombre viejo nos recuerda cómo luce tener coraje y liderazgo en un gobierno”, indicó.
SNL terminó la noche con cuatro Emmys por su serie de ‘sketchs’ dedicados a la campaña presidencial pasada y los primeros días del gobierno, con el también ganador Alec Baldwin interpretando a Trump.
“Creo que debemos decir, al fin señor presidente, aquí está su Emmy”, bromeó Baldwin al subir a recibir el premio.
Kate McKinnon también ganó por segunda vez consecutiva la estatuilla a mejor actriz de comedia de reparto, interpretando a la demócrata Hillary Clinton, a quien le agradeció su “gracia y coraje”, y luego a la asesora presidencial Kellyanne Conway.
“Veep”, otra comedia política que termina el año próximo, ganó por tercer año consecutivo el Emmy a mejor serie de comedia y de mejor actriz para Julia Louis-Dreyfus, que alcanzó su sexto premio consecutivo por su papel como la desventurada ex presidenta Selina Meyer, un récord.