La necesidad de libertad y de unión es más fuerte que cualquier muro: violinista David Garrett

El violinista David Garrett se presentará junto con el pianista Julien Quentin, en el Palacio de Bellas Artes, el martes 7, miércoles 8, viernes 10 y lunes 13 de febrero a las 20:00 y el sábado 11 a las 19:00 (función con localidades agotadas).

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“No creo en muros. Crecí en Berlín, que estuvo dividida mucho tiempo. Además, hay algo que une a la gente, y eso es la música. Por eso es uno de los trabajos más satisfactorios que existen en la actualidad. La necesidad de libertad y de unión es más fuerte que cualquier muro, y si no lo creen, vean lo que ocurrió en Berlín”, expresó elviolinista David Garrett.

En reunión con medios nacionales previo a sus conciertos en México, junto con el pianista Julien Quentin, Garrett detalló que se presentará por primera vez en el Palacio de Bellas Artes, el martes 7, el miércoles 8, el viernes 10 y el lunes 13 de febrero a las 20:00 y el sábado 11 a las 19:00 (función con localidades agotadas), donde brindará un programa integrado por la Sonata para violín y piano en la mayor de César Franck y más de una docena de piezas cortas muy conocidas de autores como Henryk Wieniawski, Serguei Prokofiev, Piotr Ilich Chaikovski, Nikolai Rimski-Korsakov, Pablo de Sarasate y Fritz Kreisler.

Para sus presentaciones en el Palacio de Bellas Artes resaltó que contará con un gran aliado: su violín Stradivarius de mediados del siglo XVIII que resulta ideal para la música de concierto.

“Me siento muy agradecido y honrado de tocar este Stradivarius considerado del periodo dorado. Para cualquier músico es muy importante encontrar su voz a través del instrumento correcto. Soy muy afortunado. El mejor mantenimiento que puedo darle es saber cómo funciona. Me he preparado toda mi vida para tocar un violín como este”, precisó.

“Será mi primera vez en este maravilloso foro. He escuchado a muchos de mis colegas hablar de su belleza estética y acústica. Me he presentado con mi grupo en dos ocasiones en México, con mi proyecto de crossover –en el que fusiona el pop con la música sinfónica–, pero ahora lo haré con música de concierto, que es mi hogar y mi vida, y soy muy serio en esto”. 

“He tocado en casi todos los foros importantes para la música de concierto alrededor del mundo desde que era niño. El crossover lo comencé a abordar cuando tenía 25 o 26 años de edad, y eso no es lo que me define. En calidad, no distingo entre música de concierto, jazz, o rythm & blues. Leonard Bernstein, uno de mis ídolos musicales, dijo que no existían géneros buenos o malos, sino buena o mala música. El hecho de incursionar en tanta diversidad es lo que me mantiene fresco y curioso”, dijo.

“Los mejores compositores de todos los tiempos, como Rajmaninov, Brahms, Beethoven o Bach tienen algo en común: estaban más allá de su época y trataban de buscar la diferencia, lo novedoso; se arriesgaban. Por ello no hay manera de definirme con un solo género. Amo la diversidad”, finalizó el artista alemán.