El Centenario de Oro, una pieza icónica y emblemática en el mundo de las inversiones, representa no solo una reserva de valor confiable a lo largo del tiempo, sino también un símbolo de estabilidad y seguridad financiera.
Hoy, en Banorte, una de las principales instituciones financieras de México, las tasas de compra y venta del Centenario de Oro están marcadas por una apreciación constante de su valor intrínseco.
Al evaluar las cifras registradas el 14 de mayo, los inversionistas y coleccionistas pueden observar que la tasa de compra del Centenario de Oro en Banorte se sitúa en $44 mil pesos. Este precio refleja el valor al cual Banorte está dispuesto a adquirir esta emblemática moneda de oro de 50 pesos mexicanos. Por otro lado, la tasa de venta del Centenario de Oro en Banorte alcanza los $55 mil pesos, representando el valor al cual los clientes pueden vender sus Centenarios de Oro a la institución financiera.
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Estas cifras, que se actualizan diariamente, son indicadores importantes para aquellos que están interesados en el mercado del oro y desean invertir en esta valiosa materia prima. El Centenario de Oro, con su contenido puro de 37.5 gramos de oro fino, sigue siendo una opción atractiva para aquellos que buscan diversificar sus carteras de inversión y proteger su riqueza contra la inflación y la volatilidad del mercado.
Es importante tener en cuenta que el precio del oro puede estar sujeto a fluctuaciones en función de una variedad de factores, como la oferta y la demanda globales, los movimientos geopolíticos, los cambios en las políticas económicas y las condiciones del mercado financiero internacional.
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Centenario de Oro
Esta pieza se acuñó en 1921 como moneda de cuño corriente para conmemorar el primer centenario de la Independencia de México. Posteriormente en 1931, se suspendió su acuñación y no fue sino hasta 1943 que se volvió a acuñar debido a la creciente demanda de monedas de oro que existía en esa época.
En el anverso presenta uno de los escudos nacionales utilizados en el pasado, y el reverso simboliza a una Victoria Alada, representada en el monumento del Ángel de la Independencia, junto con un fondo de los legendarios volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl.