La irrupción de la tecnología blockchain, con la aparición de las criptomonedas, hace apenas 15 años abrió una acelerada era de transformación sobre la idea del dinero, así como del impacto ambiental energético sobre su creación, lo que ha dado pie a mitos y realidades al respecto.
Conceptos como almacenamiento y descentralización mostraron el costado más disruptivo de las criptomonedas y personas de todo el planeta descubrieron una modalidad de inversión impensada años atrás.
Si embargo, aunque en la llamada “agenda verde” de las criptomonedas estuvo ausente de la opinión pública durante muchos años, en 2023 la página web especializada Digiconomist publicó que la energía eléctrica para el minado de Bitcoin se duplicó en 2023 y el dato reavivó las inquietudes ambientales.
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Criptomonedas y medio ambiente
¿Cuál es el costo “energético” detrás de esta innovación y cuáles son las posibilidades de reducirlo? ¿Pueden las criptomonedas “reescribir” su capítulo ambiental y volverse más sustentables en el mediano y largo plazo?, son algunas de las preguntas que surgen sobre el tema.
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El futuro del dinero y el futuro del planeta no pueden pensarse de forma separada y las energías que impulsan las transformaciones merecen ser conocidas y comprendidas por todos.
El tema medioambiental y las criptomonedas ha estado en la discusión, ya que durante muchos años, la comunidad Bitcoin ha argumentado que la red funciona con una parte importante de fuentes de energía renovables.
Cuando China prohibió la minería de criptomonedas en la primavera de 2021, los bitcoiners duplicaron esta afirmación, argumentando que los mineros se vieron obligados a mudarse a lugares “más ecológicos”.
Segú Digiconomist, el Consejo Minero de Bitcoin afirmó que el 58.5 por ciento de la electricidad utilizada por la industria minera de Bitcoin proviene de fuentes de energía renovables, pero la huella de carbono sigue ahí.
Mitos y realidades
Bajo estos argumentos, aquí algunos mitos y realidades sobre el impacto ambiental energético de las criptomonedas, según expertos en el tema, como Unicorn Hunters.
Si Bitcoin fuera un país, consumiría la misma cantidad de electricidad que Ucrania
Verdadero: En julio de 2023, la cantidad de electricidad anual que demandó el minado de Bitcoin (149 TWH) superó a la de Ucrania (134.5 TWH) y se ubicó muy cerca de la de Malasia (150.8 TWH), dos países de tamaño mediano.
El teravatio (TWH) es la unidad que se utiliza para conocer el índice de producción de energía eléctrica de un país importante.
Entre las principales criptomonedas, no hay ningún interés en reducir el impacto ambiental
Falso: Hace un año, Ethereum, la segunda criptomoneda más importante, adoptó el mecanismo del “proof-of-stake”. De ese modo, eliminó la necesidad de resolver complejas pruebas de cálculo que implicaban el uso intensivo de hardware y la demanda de electricidad cayó de forma significativa.
'Prueba de trabajo' y la 'prueba de consenso', mecanismos principales de blockchain, son muy costosos en términos energéticos.
Falso: La 'prueba de trabajo', que es utilizada por Bitcoin, no sólo consume más energía eléctrica sino que genera residuos electrónicos estimados en 30.7 toneladas métricas anuales.
Para compensar las emisiones de CO2 que Bitcoin generó entre 2021 y 2022, deberían plantarse 3 mil 900 millones de árboles.
Verdadero: Esa cantidad equivale al tamaño de países como Suiza o Dinamarca.
Hay una nueva generación de criptomonedas que piensa la sustentabilidad en sentido amplio.
Verdadero: En Unicoin creemos que el impacto de la nueva generación de criptomonedas no sólo debe considerar la cuestión ambiental sino también la democratización del acceso a la riqueza y la necesidad de una menor volatilidad.
La irrupción de la tecnología blockchain, con la aparición de las criptomonedas, hace apenas 15 años abrió una acelerada era de transformación sobre la idea del dinero, así como del impacto ambiental energético sobre su creación, lo que ha dado pie a mitos y realidades al respecto, los cuales ahora ya conoces.