El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer sus perspectivas económicas para América Latina y, aunque mejoró su previsión de crecimiento para la región, indicó que la inflación puede persistir e incluso, es el mayor riesgo que enfrenta dicha parte del continente.
La "alta" y "persistente" inflación es el "mayor" riesgo que enfrenta hoy en día Latinoamérica, donde los precios crecerán en promedio un 14.6 por ciento este año y un 9.5 por ciento en 2023, alertó este miércoles el Fondo.
El organismo aumentó un 4.6 por ciento sus proyecciones de inflación para este año con respecto al informe del pasado abril y un 9.5 por ciento las de 2023.
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Estas revisiones, agregó el FMI en el documento, se explican "en parte por la carestía de la energía y los alimentos, y en algunos países, por la expansión inusitadamente rápida de la demanda interna".
"Nuestro riesgo número uno para la región es la inflación. Pensábamos que iba a bajar, pero continuamente nos está sorprendiendo al alza y ha sido mucho más persistente de lo que hemos previsto", aseguró Nigel Chalk, director en funciones del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
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"No habíamos visto este tipo de dinámica en 20 o 30 años. Es un fenómeno relativamente nuevo en la economía moderna", añadió Nigel Chalk, quien pidió a los emisores de la región "mantener la política monetaria bajo control" y "no rebajarla prematuramente".
Inflación en América Latina podría bajar
Pese al complejo escenario a corto plazo, Nigel Chalk aseguró que hay "expectativas de que la inflación baje a su meta", lo que demuestra "la credibilidad de los bancos centrales en la región".
El organismo apuntó también en su informe que la trayectoria a la baja que se prevé para los precios de las materias primas contribuirá a reducir la inflación.
"Por cada aumento del 10 por ciento de los precios internacionales de los alimentos y la energía, se estima que la inflación general en Latinoamérica aumente 2 puntos porcentuales dentro de un plazo de un año".
Según el FMI, el impacto de la inflación en América Latina es mayor en las economías en las que los alimentos y la energía importados representan una mayor proporción del consumo.