El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), afirmó que la baja ocupación con salario mínimo en el mercado formal de trabajo y la situación de estancamiento de la economía permiten suponer que, en este momento, el aumento significativo del salario mínimo que se acordó para el 2020 no tendrá un impacto significativo sobre la inflación.
El Centro de estudios, señaló que es probable que el incremento al salario mínimo no se traslade a los salarios contractuales y de ahí a los precios, pero advirtió que el salario es un precio, importante y con más implicaciones que otros, aunque finalmente un precio que debe ser congruente con las fuerzas del mercado y que es peligroso administrar centralmente.
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El su análisis, el CEESP dijo que la política pública debe cuidar que los aumentos salariales sean congruentes con la productividad, como lo recomienda la teoría y la práctica económica general y que los costos laborales no resten competitividad a la industria.
Si los salarios se elevan más allá, el resultado es mayor inflación y menor competitividad. Asimismo, debe reconocerse que los incrementos sustanciales al salario mínimo generan naturalmente más incentivos a la informalidad, que, por cierto, provoca retroceso de la productividad de la economía.
El organismo del CCE, dijo que bien es cierto que la expectativa apunta a que no habrá un efecto significativo en la inflación durante el 2020 motivado por el aumento salarial, es necesario evitar que el aumento al salario mínimo contagie las revisiones de otros salarios. En este sentido, las autoridades, sindicatos y empresas deben ser cautelosas ya desde este año y en el momento de decidir los ajustes del salario mínimo en los próximos años.