Las negociaciones entre los equipos comerciales de Canadá y Estados Unidos, para decidir si Ottawa se une al entendimiento comercial ya acordado de Washington con México, podrían retomarse esta semana, según analistas.
De acuerdo con fuentes cercanas a la negociación, citadas por medios canadienses, la principal negociadora canadiense, la canciller Chrystia Freeland, hablaría por teléfono este lunes con su contraparte el representante comercial, Robert Lighthizer, para definir la fecha de su reencuentro.
Incluso se adelanta que la ministra y los negociadores técnicos podrían viajar a Washington mañana martes, ya que este lunes Freeland y el primer ministro Justin Trudeau ofrecerán una actualización a los legisladores en la Cámara de los Comunes sobre la posición de Canadá en la negociación con su vecino del sur.
El vocero de la cancillería canadiense, Adam Austen, fue interrogado por esta corresponsal sobre si su titular viajaría mañana a Washington, D.C., pero no proporcionó mayores detalles.
Además de la presión estadunidense para que Canadá abra su mercado de lácteos y acceda a “enterrar” el Capítulo 19 de resolución de controversias, la administración de Donald Trump quiere que Ottawa extienda su protección de patentes en medicinas “biológicas”.
Canadá demanda tener mayor acceso a los contratos gubernamentales de Estados Unidos, mientras que éste busca aumentar el volumen de mercancías estadunidenses que los canadienses pueden pasar por la frontera sin pagar impuestos.
En esta mesa de negociación con una impredecible administración estadunidense está en juego un comercio bilateral de 882 mil millones de dólares anuales, así como el cruce fronterizo diario de 2.4 mil millones de dólares en bienes y servicios y de 400 mil personas.
Del avance de las negociaciones bilaterales para una posible incorporación de Canadá en el acuerdo México-Estados Unidos depende no sólo que siga fluyendo el comercio libremente y la estabilidad económica, sino la reelección de Trudeau en los comicios de octubre de 2019.
Desde ya, la oposición conservadora –aunque dividida con la aparición de un nuevo partido- está criticando duramente el impasse de las negociaciones bilaterales en donde los negociadores canadienses van y vienen de Washington con “las manos vacías”.
El gobierno de Trudeau está entre la espada y la pared, pues si muestra una posición firme frente a Trump y alarga las negociaciones comerciales en busca de “un buen acuerdo” ello podría traerle un costo político y si cede a la presión proteccionista estadunidense, los granjeros y empresarios canadienses podrían manifestar su rechazo en las urnas el próximo año.