La nueva agenda energética del futuro Gobierno de México, que encabezará Andrés Manuel López Obrador, presenta “riesgos crediticios” para la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) debido al énfasis en la autosuficiencia de combustible, señaló hoy la agencia calificadora Moody’s.
El plan de controlar los precios del combustible, dirigir inversiones a la construcción, mejorar refinerías y, potencialmente, retrasar las subastas de áreas de explotación “suma incertidumbre” en torno a si Pemex puede continuar “aprovechando los precios favorables del petróleo y el sólido apetito de inversión de las compañías extranjeras”, indicó la agencia.
“De llevarse a cabo los planes de estas refinerías, mismos que todavía no están confirmados, los indicadores crediticios de Pemex se debilitarían”, comentó Nymia Almeida, vicepresidenta sénior de Moody’s en un reporte distribuido a medios este martes.
Dijo que ese debilitamiento vendría “por el financiamiento de una inversión de este tipo con deuda, al mismo tiempo que se distraerían recursos que la compañía necesita dedicar de manera primordial a la producción de petróleo y gas”.
La agencia señaló que el principal riesgo financiero para Pemex tiene que ver con la construcción de nuevas refinerías, suponiendo que la petrolera fuera responsable de su construcción y propiedad.
“Aparentemente, la nueva administración planea construir dos nuevas refinerías con una capacidad de producción de 300.000 barriles diarios o una refinería con el doble de tamaño, por un costo de 6.000 millones de dólares”, expuso.
Sin embargo, añadió, los sobrecostos son comunes y nuevas refinerías pueden terminar costando múltiples veces el monto original presupuestado”.
Pemex comenzó a asociarse con compañías privadas de petróleo y gas después que el sector se abriera a la inversión extranjera en 2014 y cerró su primer contrato de “farmout” en 2016.
“Las operaciones y calidad crediticia de Pemex han mejorado lentamente desde 2016, después de hacer ajustes importantes a sus gastos operativos e inversiones de capital”, apuntó Almeida.
La nota indicó que Pemex “aumenta la generación de efectivo con las exportaciones de crudo”, pero aún se encuentra presionada para aumentar las inversiones de capital en exploración y producción debido a que su producción de petróleo y gas ha bajado desde 2004.
Los mayores precios del petróleo han soportado los ingresos, pero la utilidad de su unidad de Exploración y Producción después de considerar los costos de fondeo continúa por debajo del nivel de punto de equilibrio, apuntó.
Otro riesgo para las finanzas de Pemex surge de “si la nueva administración controlará los precios del combustible” luego de que los precios del crudo se han incrementado y el debilitamiento del peso ha encarecido la producción del combustible.
Pemex paga el crudo en dólares estadounidenses, sin importar si lo produce o lo importa.
Actualmente, los impuestos representan alrededor de 30 % de los precios del combustible puesto en las bombas despachadoras.
El reporte indicó que “la nueva administración pudiera ajustar los impuestos para mantener la estabilidad de precios, pero ajustar los precios del combustible en línea con la inflación provoca incertidumbre sobre la generación de efectivo para Pemex”.
Mientras que el tercer riesgo tiene que ver con las asociaciones extranjeras y con si Pemex tendrá capacidad para continuar haciendo estas asociaciones.
A marzo de 2018, Pemex tiene deuda por más de 106.000 millones de dólares y pasivos de pensiones por 64.000 millones. Es el deudor más grande de todas las petroleras calificadas en el mundo. Además, tiene una carga fiscal elevada, de alrededor de 70 % de su Ebitda (resultado bruto de explotación ajustado), lo cual limita su capacidad de inversión.