La Unión Europea denunció este viernes formalmente a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por los aranceles impuestos a las importaciones de ciertos productos de aluminio y acero de los Veintiocho, con lo que el organismo se convierte en árbitro y en terreno de batalla de la guerra comercial.
La Comisión Europea entregó hoy al secretariado de la OMC la denuncia de seis páginas contra Estados Unidos en la que pide consultas con Washington por los aranceles del 10 % y 25 % que ha decidido imponer al aluminio y al acero procedentes del bloque comunitario, entre otros socios y aliados.
La solicitud para la celebración de consultas inicia formalmente una disputa en la OMC, que se convierte así en el centro de la batalla comercial entre EEUU, la UE y China, que también ha denunciado a Washington ante el organismo.
La OMC ha sido muy cuestionada por el presidente estadounidense; Donald Trump, y se ha visto debilitada por los ataques de EEUU a su manera de funcionar y al sistema multilateral en general.
La propia organización no ha querido comentar hoy “actuaciones de sus Estados miembros”, en palabras de su portavoz, Fernando Puchol.
El director general de la OMC, Roberto Azevêdo, dijo el jueves no obstante en París que “las crecientes tensiones comerciales y el riesgo de una escalada son una preocupación real”.
Aunque ha advertido en varias ocasiones de las graves consecuencias que puede tener una guerra comercial para la economía global, el brasileño considera “positivo” que los países miembros “hablen entre ellos y presenten sus inquietudes ante la OMC”.
Las consultas en el seno de la OMC proporcionan a ambas partes la oportunidad de discutir durante 60 días el litigio y de hallar una solución mutuamente satisfactoria sin tener que dar otro paso en el conflicto ante la organización.
Si las consultas no prosperan en ese plazo de 60 días, la UE puede pedir a la Organización Mundial del Comercio que se establezca un panel de resolución de disputas formado por expertos, algo que EEUU puede bloquear una única vez.
Pero la UE no solo quiere celebrar consultas con EEUU. En paralelo al proceso que comienza ahora, la Unión seguirá adelante con el procedimiento para suspender sus concesiones a Estados Unidos en la importación de productos.
El bloque comunitario ya presentó el pasado 18 de mayo a la OMC una lista de productos estadounidenses a los que se planeaba imponer aranceles en el caso de que Trump llegase a aplicar la medida sobre el acero y el aluminio de Europa, tal y como ha ocurrido finalmente.
La UE podrá iniciar su represalia comercial a partir del 20 de junio, según el documento registrado ante la OMC.
La lista incluye alimentos como el maíz dulce o los arándanos, productos como el maquillaje o el tabaco, y otros como varios tipos de tuberías, tubos, planchas y estructuras de acero.
Productos todos ellos que estarían sujetos a aranceles de entre el 10 % y el 25 %, las mismas tasas que aplicará EEUU, y por un total equivalente a las exportaciones europeas afectadas, de unos 6.400 millones de euros.
La UE no es el único socio de EEUU que pretende aplicar este tipo de contramedida, puesto que también China, Japón, Rusia, la India y Turquía han notificado a la OMC sobre aranceles que quieren imponer en reacción a los aranceles estadounidenses.
En su denuncia ante la OMC, la UE afirma que los aranceles estadounidenses “parecen ser inconsistentes con las obligaciones de Estados Unidos” bajo el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1994 y el Acuerdo sobre Salvaguardias de la organización, pues no se aplican de manera “uniforme, imparcial y razonable” y, además, son discriminatorios.
La UE alega que los países que no se han visto afectados por los aranceles estadounidenses, como es el caso de Australia, tienen ahora una ventaja sobre los que exportan los mismos productos.
Igualmente entiende que Washington “no ha determinado adecuadamente si hay un grave perjuicio o amenaza a la industria nacional” por la importación de aluminio y acero desde la Unión Europea y otros socios.
Bruselas considera además que la decisión de Washington viola el Acuerdo de Salvaguardias de la OMC porque aplica medidas de salvaguardia “más allá del alcance necesario para prevenir o remediar un grave perjuicio” y facilitar un reequilibrio.
Asimismo, señala que EEUU aplica las medidas sin limitarlas al periodo necesario para prevenir o remediar el supuesto daño a su industria, que es de cuatro años, y sin introducir una progresiva liberalización para volver a la normalidad.