La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés ) afirmó que ante la saturación que hay en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México (AICM) se requiere del nuevo aeropuerto, aunque actualmente se ha politizado.
El consejero delegado de la IATA, Alexandre de Juniac, dijo que actualmente en la terminal aérea capitalina se mueven 47 millones de pasajeros, cuando fue diseñado para atender a 32 millones de usuarios al año.
“La Ciudad de México (aeropuerto) presenta las constricciones de tráfico aéreo más alarmantes. La solución es el nuevo aeropuerto, actualmente en construcción, pero su futuro se ha politizado (.) Todos, sin excepción, deben entender la importancia del nuevo aeropuerto para la economía del país”, dijo.
Ello, luego de que el candidato a la presidencia por parte de la coalición “Juntos Haremos Historia”, Andrés Manuel López Obrador, comentó que buscaría cancelar la construcción del nuevo aeropuerto y utilizar la base militar de Santa Lucía como una alternativa para las operaciones.
En un comunicado, de Juniac precisó que ciudades como Buenos Aires, Bogotá, Lima, Ciudad de México, La Habana y Santiago también presentan en la región desafíos en cuanto a capacidad.
“A menos que se aborden estos problemas, las economías de Latinoamérica se verían muy afectadas. Si los aviones no pueden aterrizar, los beneficios económicos volarán a otros lugares”, afirmó.
Destacó que se requiere de una infraestructura efectiva, capaz de responder a las exigencias de la creciente demanda; costos razonables e impuestos que no la frenen y un marco regulatorio moderno que la respalde.
“La demanda de viajes aéreos sobrepasa la capacidad aeroportuaria y la actual modernización de los sistemas de gestión del tránsito aéreo. En la última década, el número de pasajeros transportados por las aerolíneas de la región se ha duplicado. Esperamos que en 2036 el número de pasajeros supere los 750 millones en la región”, y resaltó que sin una acción coordinada “nos dirigimos hacia una crisis”.
De ahí que instó a los gobiernos de la región a que cooperen con la industria para desarrollar una estrategia a largo plazo que garantice capacidad suficiente, costes asequibles, y servicios y experiencia técnica acordes a las necesidades de los usuarios.