La amenaza de una “guerra comercial” por la política proteccionista de Estados Unidos se convirtió este miércoles en uno de los temas del día en el Foro Económico Mundial para Latinoamérica que se desarrolla en la ciudad brasileña de Sao Paulo.
Aunque el asunto no estaba formalmente en la agenda del foro, la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de elevar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio preocupa a políticos, empresarios y analistas latinoamericanos.
“Si no fuera por la OMC ya estaríamos en una guerra comercial”, admitió este miércoles el presidente de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el brasileño Roberto Azevedo.
“Estamos intentando evitar la guerra comercial. Y creo que el momento actual es mejor que en el que estábamos antes, porque comenzó el diálogo, comenzó la conversación entre las partes y eso es un camino. Sin el diálogo no vamos a encontrar solución”, insistió.
Azevedo no ocultó su temor hacia un “efecto dominó” si no se opta por el diálogo, por la posibilidad de que otros países adopten “medidas unilaterales”.
No obstante, admitió que el “inicio del diálogo” para “mitigar el impacto de la medida” tomada por Estados Unidos puede abrir caminos que eviten “roces irreversibles”.
En América, México y Canadá están exentos -temporalmente- de los aranceles impuestos por Trump, del 25 % para el acero y el 10 % para el aluminio, porque son socios de Washington en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Por el contrario, Brasil, anfitrión del foro y motor económico suramericano, es uno de los más afectados dado que Estados Unidos es el principal destino de sus exportaciones de acero y el sector da empleo a más de 200.000 personas en el país.
“Si no hay solución amigable muy rápido vamos a formular una representación a la OMC, no unilateral, sino con todos los países perjudicados”, dijo hoy el presidente de Brasil, Michel Temer, durante el plenario de apertura del foro.
“Hay una gran preocupación con este tema”, admitió Temer, que defendió “tratar con cuidado” las relaciones con Estados Unidos.
En este proceso, Brasilia va a contar con la iniciativa privada y buscará “conectar a las empresas brasileñas proveedoras con las empresas americanas que reciben el material”.
“Nosotros aquí estamos contra cualquier proteccionismo. Estamos por la apertura plena”, insistió Temer en su primera alusión directa al conflicto.
El presidente adelantó su intención de telefonear en breve a Trump para intentar acercar posiciones, aunque Brasil ya ha empezado a negociar con la Casa Blanca en un intento evitar un litigio ante la OMC que demoraría años y no beneficiaría a la debilitada economía brasileña.
Brasil alega que no constituye una amenaza para Estados Unidos porque cerca del 80 % de sus exportaciones de acero es de productos semimanufacturados -un importante insumo para el sector estadounidense- y a que es el mayor importador del carbón siderúrgico de Estados Unidos, con compras que sumaron mil millones de dólares el año pasado.
Pero mientras se dirime este conflicto, Brasil no se ha quedado parado.
La crisis comercial ha impulsado las conversaciones con otros socios, como las que Mercosur mantiene con la Unión Europea o Canadá sobre acuerdos de Libre Comercio.
De hecho, en los últimos días, Temer ha divulgado que ha recibido mensajes de la canciller alemana Angela Merkel y ha mantenido conversaciones telefónicas con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; el presidente de Paraguay, Horacio Cartes, y el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, con quienes trató sobre la conveniencia de avanzar en la firma del acuerdo comercial entre el Mercosur y la UE.
La XIII edición latinoamericana del Foro Económico Mundial se desarrollará hasta el jueves con la participación de 750 políticos, empresarios, comunicadores y analistas de 40 países del mundo para discutir una nueva narrativa en América Latina.