Una huelga general de 24 horas comenzó este miércoles en Grecia contra las nuevas medidas de austeridad reclamadas por los acreedores del país, debatidas en el Parlamento.
En Atenas, el transporte público -metro, autobuses y tranvías- se verá alterado durante toda la jornada.
Las conexiones marítimas con las islas están ya interrumpidas desde el martes, y se contempla una huelga de 48 horas.
Numerosos vuelos, sobre todo internos, han sido anulados, mientras que los vuelos internacionales tuvieron que reprogramar sus horarios debido a un paro de los controladores aéreos.
Las escuelas están cerradas y los hospitales funcionan con personal de guardia.
Las manifestaciones comenzaron en el centro de Atenas al final de la mañana, convocadas por los sindicatos del sector privado, GSEE, y del público, Adedy.
“Queremos enviar un mensaje al Gobierno, a la Unión Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI), no vamos a dejarles destrozar nuestras vidas”, lanzó ante los medios Alekos Perrakis, miembro del sindicato cercano a los comunistas, Pame.
La movilización protesta contra un enésimo paquete de medidas de austeridad, impuesto por el FMI y la UE, una condición para desbloquear el pago de un nuevo tramo de préstamos internacionales que el país necesita para rembolsar créditos anteriores antes de julio, cuando vence el plazo.
El gobierno de izquierda de Alexis Tsipras se vio obligado a legislar sobre estas nuevas medidas, dictadas por el FMI y la UE, de hasta 4.900 millones de euros, y que deben aplicarse entre 2018 y 2021, es decir después del final del programa actual, en el marco del presupuesto a medio plazo debatido en el Parlamento desde el lunes.
Estas medidas, como las impuestas desde el inicio de la crisis de la deuda en 2010, comprenden nuevos recortes de las jubilaciones y nuevas subidas de impuestos.
El Gobierno espera que este nuevo paquete de medidas, que el Parlamento debe adoptar antes del viernes, permitirá también abrir las discusiones sobre el alivio de la abismal deuda griega, del 179% del PIB, durante la reunión de los ministros de Finanzas de la zona euro, el 22 de mayo.