Especialistas advirtieron que existe un divorcio entre economía y demografía, donde la reforma del mercado no logró satisfacer las demandas de la población al observar un crecimiento lento, pérdida del empleo y exacerbación de la desigualdad, por lo que existe una fractura de la democracia.
En la Conferencia Magistral “La Democracia Frente a la Cuestión Social”, el profesor emérito de la UNAM, Rolando Cordera, indicó que si se quiere un cambio de rumbo se debe superar la pobreza, la desigualdad y consolidar la democracia, por lo que se tiene que “aspirar a un nuevo pacto que ordene la convivencia comunitaria y vincule la justicia social”, pero parecen preferir el vaciamiento de la cultura política.
El catedrático Rolando Cordera aseguró que el reto para el Estado y los partidos políticos es potenciar un crecimiento económico para generar un efecto “cascada” que alcance a los peor situados, y dejar que la democracia solo sirva cómo pantalla de derechos.
Advirtió que “una política por la equidad, dirigida a reducir la desigualdad, será infructuosa y en el fondo incongruente mientras se pretenda excluir la participación organizada de la sociedad”.
Por su parte, el consejero electoral, Ciro Murayama, aseguró que el principal problema de la democracia mexicana es su incapacidad de incorporar a la economía en el centro de la discusión.
Finalizó, señalando que el debate de la democracia mexicana debe salirse de las reglas electorales, pues éstas son perfectibles, pero ahí no está su legitimidad.