Mantiene Moody’s calificación y perspectiva de México

La agencia Moody`s señala que el factor clave detrás de la decisión de afirmar la calificación de México es una disminución notoria en el riesgo de que se materialicen pasivos contingentes que provienen de Pemex, en comparación con lo considerado cuando tuvo lugar la reciente acción de calificación.

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Moody’s confirmó las calificaciones en escala nacional y en escala global del gobierno de México y mantuvo la perspectiva negativa, por los avances logrados en la consolidación fiscal y menor probabilidad de que se materialicen pasivos contingentes de Petróleos Mexicanos (Pemex).

La agencia anunció este jueves que Moody’s de México afirmó la calificación de Aaa.mx en la escala nacional de México y, a su vez, Moody’s Investors Service afirmó la calificación de A3 en su escala global para el gobierno de México, con perspectiva negativa.

De acuerdo con la calificadora, el factor clave detrás de la decisión de afirmar la calificación de México es una disminución notoria en el riesgo de que se materialicen pasivos contingentes que provienen de Pemex, en comparación con lo considerado cuando tuvo lugar la reciente acción de calificación.

De manera adicional, las autoridades han logrado avances estructurales en su programa de consolidación fiscal a pesar de un débil desempeño económico, expone en un reporte la calificadora internacional de riesgo crediticio.

Mencionó que la decisión de mantener una perspectiva negativa refleja preocupaciones referidas a la posibilidad de que choques externos provenientes de cambios en las políticas comerciales de Estados Unidos tengan un impacto negativo en la actividad económica que llegara a afectar el proceso de consolidación fiscal.

Cabe recordar que el 31 de marzo de 2016, Moody’s cambió la perspectiva de la nota soberana de México de estable a negativa, y afirmó la calificación en A3.

“La decisión de afirmar las calificaciones soberanas de México se debe al avance que ha logrado el gobierno en la consolidación fiscal y a una probabilidad mucho menor de que los pasivos contingentes de Pemex se lleguen a materializar dada la mejora en el desempeño financiero de la empresa”, añadió.

Resaltó que los ingresos fiscales del gobierno aumentaron 11.9 por ciento en términos reales durante 2016, como resultado de los efectos de la reforma tributaria adoptada de 2013, el diferimiento de los pagos fiscales que vencían en 2016 y el incremento en la formalidad laboral.

Precisó que el incremento de los ingresos tributarios que compensó la reducción de los ingresos petroleros, de manera tal que los ingresos del gobierno federal incrementaron 9.1 por ciento en términos reales durante 2016.

Por el lado de los egresos, añadió, el gasto corriente aumentó solo 1.4 por ciento en términos reales debido a la contención de gastos que involucró una menor compra de bienes y servicios, y una baja significativa en la inversión pública.

Apuntó que el déficit del gobierno federal permaneció prácticamente inalterado en 2.9 por ciento del Producto Interno Bruto en 2016, por una transferencia de fondos a entidades paraestatales en diciembre equivalente a 0.4 por ciento del PIB (excluyendo a Pemex) que aportaron un monto igual para mejorar el balance actuarial de pensiones conforme lo establecido en la reforma energética de 2013.

Moody´s precisó que la transferencia no será recurrente debido a que el programa de montos equivalentes para ahorro de pensiones ya expiró. Sin considerar esta transferencia, el balance fiscal subyacente mostró una mejoría de 0.3 por ciento del PIB en relación a 2015, alcanzando 2.5 por ciento del PIB.

Lo anterior pone de manifiesto que se lograron avances en la consolidación fiscal estructural a pesar de un desempeño económico más débil al esperado y al inicialmente estimado para efectos presupuestales, subrayó la agencia evaluadora.

Moody’s consideró que la consolidación fiscal, si bien gradual, continuará durante 2017 logrando estabilizar el indicador deuda a PIB en 2018.

Por lo menos 70 por ciento de la próxima transferencia extraordinaria de utilidades de 2016 del Banco de México (Banxico) al gobierno federal equivalente a 1.5 por ciento del PIB se utilizarán para reducir la deuda en 2017, lo cual podría estabilizar la razón de deuda a PIB este año. 

En tanto, destacó, la situación financiera de Pemex ha mejorado en relación con la observada a principios del año pasado debido a la implementación de un programa de reducción de gastos, mayores precios del petróleo, y apoyo de liquidez en 2016 proveniente del gobierno.

Moody’s considera que Pemex no requerirá apoyo financiero del gobierno en 2017 y 2018.

Aclaró que existe la posibilidad de que Pemex pueda requerir apoyo de liquidez por un monto pequeño (0.2 por ciento del PIB) en 2019 si operaciones de manejo de pasivos no llegan a reducir el elevado nivel de amortizaciones que la petrolera habrá de enfrentar dicho año.

Lo anterior contrasta con la situación que enfrentó a principios de 2016 cuando Moody’s consideró que la compañía petrolera paraestatal requeriría apoyo del gobierno para cubrir sus necesidades de financiamiento a lo largo de 2016-2019.

Sobre el fundamento para mantener la perspectiva negativa de la calificación soberana de México, Moody’s consideró que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es altamente probable y generará solamente cambios moderados al tratado.

“Nuestro escenario base contempla que el gobierno de Estados Unidos busque hacer cambios limitados al TLCAN, enfocándose principalmente en el tema de las reglas de origen y en el mecanismo de resolución de disputas”, mencionó.

Un escenario más adverso, en el que las condiciones del TLCAN se modifiquen de manera substantiva, pudiera ocasionar un deterioro importante en los indicadores crediticios de México, anticipó la calificadora internacional.

Indicó que la economía mexicana ha reportado crecimiento por debajo de las expectativas que teníamos cuando la calificación fue elevada a A3 en 2014 y actualmente espera que esta situación se mantenga

Señaló que la perspectiva negativa de la calificación soberana contempla que las negociaciones del TLCAN pudieran no ser favorables resultando en un escenario distinto al que Moody’s tiene como base, conllevando a un crecimiento aún menor que el contemplado y llevando a que los indicadores de deuda no se estabilicen en 2018.

Informó que la perspectiva negativa también refleja un incremento en los riesgos percibidos por los inversionistas, previo a la conclusión de las negociaciones del TLCAN al cierre de 2017 o principios de 2018.

Esto pudiera comprometer la estabilidad macroeconómica y financiera, directa o indirectamente, llevando a que el crecimiento se encuentre por debajo de las tasas relativamente bajas que esperamos para los próximos dos años, expuso.

En una acción por separado, Moody’s de México afirmó las calificaciones de largo plazo en escala nacional y global de Pemex, así como las calificaciones con base en la garantía de la empresa petrolera, en Aa3.mx/Baa3.

Moody’s también afirmó la calificación de corto plazo en escala nacional en MX-1 de Pemex.

Explicó que esas acciones de calificación surgieron a partir de las acciones ese jueves de calificación de Moody’s Investors Service que afirmaron las calificaciones de largo plazo en escala nacional y global, así como las calificaciones con base en la garantía de Pemex, en Baa3.

Con ello, se mantuvo la estimación del riesgo crediticio base (BCA, por sus siglas en inglés), que refleja la fortaleza crediticia intrínseca de la compañía, en b3, el 27 de abril de 2017.

Esto, debido a los mayores precios del petróleo, los estrictos controles de costos, y por ende la mejor generación de flujo de efectivo, a pesar de la fuerte carga fiscal. La perspectiva de las calificaciones de Pemex es negativa.