La llegada de Ángel Correa a Tigres marca uno de los movimientos más relevantes del verano en el fútbol mexicano. Sin embargo, más allá de su destacada trayectoria en Europa y de su título mundial con Argentina, pocos conocen un detalle singular de su vida: el vínculo personal que une al nuevo atacante auriazul con el actual Papa Francisco.
Mucho antes de su debut profesional y del salto al fútbol europeo, Correa vivía en la pensión juvenil de San Lorenzo. En 2011, cuando aún era conocido como Jorge Mario Bergoglio y ejercía como arzobispo de Buenos Aires, el futuro Papa Francisco visitó la Ciudad Deportiva del club para inaugurar una nueva capilla.
Allí ofició una ceremonia religiosa en la que impartió los sacramentos de comunión y confirmación a los jóvenes futbolistas del club. Entre ellos, se encontraba un tímido adolescente de 16 años llamado Ángel Correa.
¿Cómo se conocieron Ángel Correa y el Papa Francisco?
El actual jugador de Tigres recordó años después aquella jornada, marcada por la lluvia y por el carácter simbólico de la ceremonia. Según relató, se ofreció a recibir nuevamente los sacramentos con el objetivo de evitar una jornada escolar, aunque el resultado fue un recuerdo imborrable. La imagen de Correa junto al entonces cardenal Bergoglio volvió a circular en redes sociales tras su consagración como campeón del mundo en Qatar 2022.
La relación no terminó en ese evento. En 2014, el ya convertido Papa Francisco convocó a Correa a una audiencia privada en el Vaticano, poco después de que al futbolista se le detectara una afección cardíaca que puso en duda su carrera. El apoyo espiritual y humano del Pontífice fue clave para el delantero en uno de los momentos más difíciles de su vida.
¿Por qué este episodio cobra relevancia hoy?
El fichaje de Ángel Correa por Tigres no solo implica la llegada de un jugador con experiencia en la élite, sino también la incorporación de una figura con una historia personal de gran carga simbólica. Su vínculo con el Papa Francisco, hincha confeso de San Lorenzo, refleja el arraigo espiritual que marcó el inicio de su camino como profesional y que todavía forma parte de su identidad.
Este tipo de episodios refuerzan el perfil humano de un futbolista que no solo brilló en el Atlético de Madrid y con la Selección Argentina, sino que también ha sabido enfrentar momentos adversos con resiliencia. En su nueva etapa en el fútbol mexicano, Correa representa mucho más que una figura del deporte: lleva consigo una historia que lo conecta con lo sagrado y lo popular al mismo tiempo.
En lo estrictamente deportivo, Ángel Correa llega a Tigres con el aval de una carrera consolidada en el fútbol europeo. Su versatilidad en ataque, capacidad de asociación y experiencia internacional lo perfilan como un refuerzo de primer nivel para el equipo regiomontano.
