La historia de Adrián “Maravilla” Martínez es de esas que parecen sacadas de una película, pero es tan real como los goles que mete en la cancha. El argentino trabajó como albañil y estuvo preso injustamente, pero hoy es un goleador histórico.
Su camino, lejos de haber sido fácil, está lleno de luchas, caídas, fe y, sobre todo, una revancha que le regalaron el futbol y la vida.
Adrián “Maravilla” Martínez: Goleador histórico y ejemplo de superación
Nació en Campana, provincia de Buenos Aires, y no tuvo inferiores ni una formación tradicional en el deporte. A los 18 años trabajaba recolectando basura y llevando a cabo labores de albañil.
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Todo cambió cuando tuvo un accidente en la mano que lo alejó de su empleo. Poco después, vivió el golpe más duro: pasó seis meses en prisión junto a su padre y hermano por un hecho en el que resultó inocente.
“Le pegaron tres tiros a mi hermano, la gente fue a hacer justicia por mano propia, prendieron fuego una casa y nos acusaron a todos”, contó. Afortunadamente, la verdad salió a la luz y fue liberado sin cargos.
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A sus 23 años, sin experiencia profesional, pidió una oportunidad para probarse en un club. Y la vida, como en una especie de compensación por tanto dolor, le abrió las puertas de Defensores Unidos.
Desde ahí, su carrera fue en ascenso: Atlanta, Paraguay (Sol de América, Libertad, Cerro Porteño), Brasil (Coritiba), Instituto y, finalmente, Racing Club, donde hoy brilla.
Con 39 goles en 61 partidos, se transformó en el delantero con mejor promedio de goles en Racing en lo que va del siglo: 0.6 por partido. Además, fue clave para que “La Academia” obtuviera la Copa Sudamericana y la Recopa, anotando goles decisivos en ambas competencias.
Mientras los hinchas lo ovacionan y las estadísticas lo consagran, él sigue siendo el mismo chico que un día pidió una oportunidad. Pues trabajó como albañil y estuvo preso injustamente; hoy es un goleador histórico que dejó su huella con la camiseta de Racing.
