Previo al comienzo de los Juegos Olímpicos de París 2024 recordamos a enormes atletas de la historia olímpica. Una de las tantas historias que han marcado la máxima justa deportiva es la de Dora Ratjen, una figura rodeada de controversia.
Adolf Hitler, político alemán, consiguió que los Juegos Olímpicos se llevaran a cabo en Berlín 1936. Con el fin de dar a conocer su ideología dejó fuera a la atleta Gretel Bergmann, quien era de origen judío, que tenía el récord alemán en la disciplina de salto de altura.
La solución de Hitler: Dora Ratjen
Gretel Bergmann tenía muchas posibilidades de llevarse la medalla de oro por sus méritos deportivos, pero Hitler no podía ir en contra de su ideología y encontró la solución en Heinrich Ratjen, mejor conocido como “Dora”.
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Luego de ver que ninguna deportista tenía el mismo nivel que Bergmann, el político alemán le dejó la encomienda de representar a Alemania en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 a un atleta que se hizo pasar por mujer.
Dora Ratjen tuvo una buena actuación en la Olimpiada aunque no terminó por ganar una presea para el país local. Posteriormente, se proclamó campeón de Europa e impuso un nuevo récord mundial.
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La verdad sale a la luz
Ratjen era biológicamente un hombre, sin embargo nadie se dio cuenta hasta septiembre de 1938. Un maquinista de tren en Viena informó a la policía sobre una persona que parecía un hombre disfrazado de mujer.
Las autoridades detuvieron a Ratjen y, tras una insistente investigación, descubrieron la verdad. Dora Ratjen confesó que era un hombre y un examen médico confirmó que Heinrich sufría una malformación genital desde su nacimiento.
A medida que nos acercamos a los Juegos Olímpicos de París 2024, historias como la de Dora Ratjen en Berlín 1936 nos recuerdan la gran importancia que tienen los valores olímpicos.
Con información de Circe Vargón.