Estamos en los Juegos de Tokio, los deportistas buscan ser leyenda, tal como sucedió hace 36 años cuando el nombre de Raúl González quedó para siempre en los libros de la historia del deporte mexicano. El oriundo de China, Nuevo León, se bañó de oro en la marcha de atletismo de los 50 kilómetros en Los Ángeles 1984.
González no sólo ganó la presea dorada imponiendo récord olímpico, también logró la medalla de plata en la prueba de 20 kilómetros una semana antes.
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¿Quién es Raúl González Rodríguez?
Originario del norte de México, González nació un 29 de febrero de 1952, en su niñez se trasladó junto con toda su familia al municipio Río Bravo en Tamaulipas. Ahí viviría hasta su adolescencia donde siempre combinó el estudio con el trabajo y siempre tuvo oportunidad en sus tiempos libres de practicar lo que más le gustaba, el deporte.
Además de la actividad deportiva, otra de sus pasiones fue el estudio, en 1969 ingresó a la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde se licenció en Ciencias del Ejercicio, posteriormente hizo un diplomado en la Administración del Deporte y otra licenciatura en Ciencias-Fisicomatemáticas por la misma casa de estudios.
En 1970 ganó el campeonato nacional juvenil de atletismo con el equipo "Atlético" de la UANL. Dicho triunfo le permitió la entrada a la preselección nacional un año después, dirigido por el entrenador polaco Jerzy Hausleber, encargado de la marcha atlética de equipos mexicanos por casi 40 años.
Una carrera llena de éxitos
Raúl González compitió para las Olimpiadas de Múnich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980, sin embargo, no pudo conseguir una presea.
Dos años después de la justa canadiense, rompió dos veces el récord mundial de 50 kilómetros, con marcas de 3:45:52 y 3:41:20. Se consagró campeón de la Copa del Mundo Atlética en 1977, 1981 y 1983, justo un año antes de la cita en la Olimpiada que le daría la máxima gloria.
Se baña de plata
Con una vitrina llena de triunfos en distintas competencias internacionales, llegó la hora de la verdad, la justa veraniega de Los Angeles 1984. Tras un historial ganador previo, González pintaba como favorito y así fue. Primero ganó la medalla de plata en la prueba atlética de los 20 kilómetros, solo por debajo de otro gran mexicano, Ernesto Canto, con quien subió al podio haciendo el 1-2, hecho que no se daba desde la edición de 1948 cuando se logró en la disciplina de Equitación.
La cereza en el pastel, la medalla de oro
Llegó el gran día, un 20 de agosto de 1984, Raúl sorprendió a todos; el estadio Los Angeles Memorial Coliseum se puso de pie, comenzó a vitorearlo y aplaudirle, no solo los mexicanos que estaban dentro del inmueble sino todo el recinto, era toda una locura.
Tras conseguir su segundo metal de la justa olímpica, González se llevaba las manos al rostro, no podía créelo, sonreía y lloraba, al momento de entonar el himno nacional los pocos mexicanos que estaban en el estadio lo entonaron con orgullo y parecía que todo el estadio era mexicano.
Raúl González sin duda pasará como el principal autor de uno de los momentos dorados del deporte nacional.
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