Una ins\ólita prohibici\ón de\ vender\ “choripanes“, el tradicional emparedado de chorizos asados, afuera de las\ canchas\ de f\útbol en Buenos Aires despert\ó el jueves una protesta de trabajadores y vendedores ambulantes en la capital argentina.
Comprar en las peque\ñas parrillas (asadores) callejeras y comerse un “chorip\án” en camino al estadio o dentro de \él es un placer tan frecuente en el f\útbol argentino como la costumbre heredada del mundo anglosaj\ón del pop corn en los cines.
Ahora el gobierno de la ciudad de Buenos Aires anunci\ó que no habr\á m\ás permisos para los vendedores. Tampoco se podr\án expender bebidas de ning\ún tipo dentro de un radio de mil metros de los escenarios deportivos e incluso hamburguesas o porciones de carne asada en sandwich, otra pasi\ón de los argentinos.
La medida oficial anuncia que no autoriza “la elaboraci\ón y expendio de productos alimenticios en las inmediaciones de los estadios de f\útbol de la ciudad en los d\ías y horarios en que se lleven\ a\ cabo eventos deportivos”.
El argumento es evitar problemas “sanitarios” y bloquear actividades que suelen vincularse con los negocios de “los barrabravas” (hinchas violentos).
En franca oposici\ón, la Confederaci\ón de Trabajadores de la Econom\ía Popular (CTEP) convoc\ó\ a\ un “parrillazo” como protesta en la c\éntrica Plaza de la Rep\ública, en torno al Obelisco.
La \ movilizaci\ón de los trabajadores se hizo bajo la consigna #S\íAlChorip\án y se extender\á\ a\ las\ canchas\ donde se disputen partidos de la Superliga de primera y el resto de las categor\ías.
“Necesitaban una medida ‘vendehumo’ (distractiva) para hacer creer que combaten\ alos barrabravas y se meten con el trabajode quienes peor la pasan”, dijo Gildo Onorato, de la CTEP.
La recesi\ón econ\ómica ha empujado\ a\ trabajadores informales\ a\ ganarse el pan en las calles.