El mexicano Saúl “Canelo” Álvarez y el kazajo Gennady Golovkin protagonizarán el sábado una de las mayores peleas del panorama pugilístico actual, con varios títulos de los pesos medianos en juego en la segunda parte de una rivalidad que aspira a convertirse en historia eterna del boxeo.
Entre acusaciones de dopaje, certezas de nocauts e intercambios dialécticos entre ambos rincones, Canelo y GGG se subirán al cuadrilátero del T-Mobile Arena de Las Vegas el día de la Independencia de México, un año después de firmar un empate que no convenció a ninguna de las dos partes.
Las puntuaciones fueron entonces de 118-110 para el azteca, 115-113 para el kazajo y 114-114, marcas que provocaron incluso una investigación por la imparcialidad de los jueces.
La revancha, prevista inicialmente para el 5 de mayo, tuvo que suspenderse por dos controles positivos de Álvarez, que culpó entonces de los resultados a la ingesta de carne contaminada en su país.
Una versión que la esquina de Golovkin nunca se creyó.
“No creo que fuera la carne. No me creo sus historias de la carne contaminada. Expertos determinaron que era dopaje, no carne contaminada. Esas historias no tienen sentido”, dijo Golovkin el martes en su llegada a Las Vegas.
“No se puede negar que hay marcas de pinchazos en sus manos y sus brazos. Las marcas de inyecciones eran evidentes (…) por todos lados, en los bíceps, el estómago… podías ver las marcas por todo su cuerpo…”, declaró el vigente campeón por la AMB, CMB y la FIB.
Golovkin, quien conservó sus cinturones en septiembre pasado, criticó también que su oponente no quisiera enfrentarle en el ring, corriendo y huyendo de él en vez de confrontarlo directamente, algo repetido numerosas veces en los últimos meses también por su entrenador, el mexicano Abel Sánchez.
“No ha habido insultos de mi parte. La realidad es que (Canelo) dio positivo y que salió corriendo (durante el combate)”, comentó a finales de agosto el técnico de Golovkin, que ha construido con el paso de los años a uno de los boxeadores más temibles de las últimas décadas.
Y es que el kazajo, con su KO al estadounidense Vanes Martyrosian en mayo, igualó las 20 defensas de sus títulos de la leyenda Bernard Hopkins y ahora aspira a romper esa marca ante su némesis.
– Nocaut –
Experiencia contra juventud, veteranía y pegada frente a un gran juego de pies y una derecha temible, Golovkin, de 36 años, frente a Álvarez, de 28, por un triunfo histórico que, si llega por nocaut, será redondo.
“Voy a salir a ganar la pelea. A cumplir mi objetivo desde el primer día que es noquearlo y voy a salir a hacerlo desde el primer asalto”, apuntó el mexicano en la conferencia de prensa oficial antes de la pelea.
“Ganar para mi legado es muy importante, voy a ganar el sábado para seguir escribiendo mi historia”, añadió.
Algo que dudan desde el rincón de Golovkin, que se ha cansado en repetir que para poder aspirar a noquearlo primero debería enfrentarlo directamente en lugar de mantener la distancia.
“Gennady noqueando a Canelo será un servicio público al boxeo y a la industria de la carne en México”, dijo Sánchez el jueves.
En caso de victoria de Álvarez, Golovkin no solo perdería sus cinturones sino también un invicto que lleva con orgullo tras firmar 38 triunfos, 34 de ellos por KO y un único empate mientras su oponente tiene un balance de 49 ganados (34 por KO), dos empates y una única derrota, frente al estadounidense Floyd Mayweather.
Todo el mundo tendrá su vista fijada el sábado en una pelea que “trasciende el deporte”, como se encargó en recordar el promotor de Golovkin, Tom Loeffler, el miércoles.
Un combate entre dos boxeadores con cuentas pendientes que definen una era del boxeo.