La selección mexicana llegó a Rusia con la misión de alcanzar el quinto partido mundialista, un mantra repetido hasta el hartazgo por dirigentes y futbolistas, quienes también soñaban con hacer historia para dejar atrás años de dudas y críticas. Pero una vez más, el sueño no pudo ser cumplido.
Juan Carlos Osorio, el colombiano de 56 años, fue contratado como entrenador exclusivamente para eso, más allá de los deseos y frases prefabricadas de los futbolistas respecto a que la meta era jugar siete partidos en Rusia. Lo mínimo que la afición esperaba era llegar a cuartos de final.
El debut con victoria 1-0 ante Alemania -a la fecha uno de los grandes golpes del Mundial– generó esperanzas de que el conjunto mexicano pudiera dar ese esperado paso, pero al transcurrir los días y los juegos las críticas volvieron a arreciar, pese a que dentro del plantel la visión fuera distinta.
El triunfo 2-1 sobre Corea del Sur no dejó a todos satisfechos. Aunque el equipo seguía invicto y casi clasificado, no se había repetido el nivel mostrado ante los germanos.
Y el inicio de la debacle fue en el cierre de la fase de grupos, la goleada 3-0 sufrida ante Suecia. En ese partido, el “Tri” mostró todas sus carencias y tuvo que enterarse por el aullido del público que Corea, con su sorpresiva victoria de 2-0 ante los teutones, lo metía a octavos de final como segundo del Grupo F.
Ese resultado, además, impidió que se cumpliera el primer objetivo: evitar a Brasil en octavos de final. Y el pentacampeón del mundo no perdonó al mandar al “Tri” a casa con un 2-0 inapelable.
De esta manera, una vez más el sueño del quinto partido se acabó un encuentro antes de lo indicado.
“Me imaginaba campeón del mundo, pero estas cuestiones no las puedes controlar”, dijo tras la eliminación el delantero Javier “Chicharito” Hernández, uno de los que había dicho que el plantel estaba para lograr “cosas chingonas” y llegar hasta donde ningún otro plantel mexicano había podido.
La derrota ante Brasil marca, en principio, el fin del proceso de Osorio. Su paso de tres años al frente de México, apoyado en todo momento por la federación local (Femexfut) y criticado por el medio sin miramientos, deja números generales muy positivos.
México jugó 52 partidos -de los que ganó 33, empató nueve y perdió 10- para sumar un 70,3 por ciento de efectividad.
Pero como contracara, el equipo se va del Mundial con uno de los ataques más raquíticos de los últimos 32 años, con apenas tres goles marcados y recibiendo una de las peores goleadas desde 1978 a la fecha.
“En este momento eso (la continuidad) es lo menos relevante, se acaba de perder un juego muy importante que nos duele, hay que darle el luto correspondiente. En los próximos días los jefes van a tomar sus decisiones y yo tomaré las mías”, dijo Osorio en rueda de prensa tras el partido.
Ahora la pelota la tiene la Femexfut, que de acuerdo a fuentes consultadas anunciaría el término del vínculo con el colombiano.
Si eso pasa se pondrá una lápida al sueño de trascender, a imaginar “cosas chingonas”, porque al final todo quedó como si nada hubiera pasado.
“Veníamos con una mentalidad muy positiva para poder romper nuestras propias barreras, pero no pudo ser, nos volvemos a quedar en el mismo lugar. Si no hay hechos o resultados no puedo decir que somos diferentes, tenemos que seguir trabajando y dar la cara por el fútbol mexicano”, señaló el delantero Carlos Vela.