En la sabiduría popular hay un refrán que dice: “el que nace para maceta, del corredor no pasa”. Dicen que la frase aplica para los conformistas, pero igual parece una sentencia acuñada para aquellos que por más que estiran nunca llegan a donde quieren.
Algo así le pasa a la selección mexicana, habitual participante en las Copas del Mundo. Ha jugado 15 de 20. Las últimas seis han sido consecutivas pero en todas su destino ha sido el mismo y se ha convertido en un estigma que atormenta a todo un país con un deseo que parece inalcanzable: el quinto partido.
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Desde Estados Unidos-1994 hasta Brasil-2014, México ha hecho aceptables y hasta memorables fases de grupos, pero en octavos de final le sucede desde lo patético hasta lo inaudito. Y ahí se queda.
En la lista preliminar de 28 jugadores que el colombiano Juan Carlos Osorio, seleccionador de México, dio a conocer para la Copa del Mundo Rusia-2018 hay 23 que nacieron después del Mundial de 1986, la última vez que el Tricolor llegó a cuartos de final.
Uno de ellos es el volante ofensivo Javier Aquino. Él no sólo no ha visto a México en cuartos de final. Durante su vida, la selección azteca siempre se ha quedado en octavos, en la más reciente, cuatro años atrás, fue parte del sexto tropiezo.
“La presión que ha existido con la selección respecto al quinto partido se viene arrastrando de tiempo atrás, me tocó estar en Brasil y a mi parecer hicimos un gran torneo”, presume Aquino.
Sin embargo, el jugador mexicano lamenta que “nos ha faltado ese último pasito, un grado mayor de concentración para no cometer errores en ciertos momentos del partido”.
En Estados Unidos-94, Bulgaria eliminó en penaltis a México. Ese partido es recordado porque el seleccionador azteca no hizo los cambios en su alineación para poder acabar con el rival y porque en los penales tres cobradores muy confiables fallaron.
“El hubiera no existe”, se defendió Mejía Barón cuando le cuestionaban ¿qué hubiera pasado con la presencia de Hugo Sánchez como jugador de relevo?
En Francia-1998, México sufrió las consecuencias de dos errores. Luis Hernández hizo el 1-0 para el ‘Tricolor’ y falló el 2-0 que estaba cantado con un remate al poste. Luego en los últimos 20 minutos, Raúl Rodrigo Lara, un medio escudo habilitado como defensa central, falló por su falta de oficio en la posición ante Oliver Bierhoff y Jürgen Klinsmann, quienes decretaron la voltereta alemana.
En Corea-Japón-2002, México subestimó a Estados Unidos y el técnico Javier Aguirre hizo cambios que descompusieron al equipo.
En Alemania-2006, los mexicanos exhibieron a los argentinos. El partido se extendió hasta la prórroga donde Maxi Rodríguez hizo un gol de ensueño para el triunfo de la ‘Albiceleste’: un zurdazo desde fuera del área a la horquilla. “Nunca imaginé que lo intentaría y menos que lo lograría”, recuerda Gerardo Torrado, mediocampista de México.
En Sudáfrica-2010, México no fue rival para la Argentina y cometió errores como el de Ricardo Osorio que le regaló un gol a Gonzalo Higuaín.
Y en Brasil-2014, en el juego que ya rememoraba Aquino, el Tricolor llegó al minuto 87 con ventaja de 1-0 sobre Holanda, pero al 88 le hicieron el empate y al 90+4 le anotaron el 2-1.
“México se asusta absurdamente ante la posibilidad de ganar”, reflexiona el escritor mexicano Juan Villoro. “Nuestro gran déficit es mental y no físico o táctico”, remata.
Por el grupo que le tocó para Rusia-2018 con Alemania, Suecia y Corea del Sur como rivales, los pronósticos indican que mantener el nivel de octavos de final ya sería ganancia para México, y que Brasil sería su verdugo en un supuesto nuevo camino hacia el quinto partido.