Grabaciones secretas realizadas por un testigo en el juicio FIFA, un experiodista de la brasileña TV Globo que se transformó en exitoso empresario, revelan cómo enriqueció los bolsillos de exjerarcas del fútbol de América y los esfuerzos para disfrazar esos pagos ilegales.
“Era muy difícil hacer algo sin pagar sobornos”, dijo en la corte de Brooklyn José Hawilla, exdueño de la empresa deportiva Traffic, que poseía derechos de televisación de la Copa América y fue uno de los primeros en empezar a colaborar con la justicia estadounidense en el megaescándalo: el FBI lo contactó en mayo de 2013 en Miami, y días después fue arrestado.
Se declaró culpable en diciembre de 2014 y prometió devolver 151 millones de dólares. Este lunes, en la cuarta semana del juicio FIFA, visiblemente cansado y cargando un tanque de oxígeno por problemas de salud, habló durante siete horas y contó que su empresa tenía con la Conmebol un contrato por los derechos de las Copas América 2007, 2011 y 2015.
A cambio, pagaba sobornos de tres millones de dólares cada uno al entonces presidente de la Conmebol Nicolás Leoz, otro acusado que lucha contra su extradición en Paraguay, así como a los exjefes del fútbol de Argentina y Brasil, Julio Grondona -fallecido en 2014- y Ricardo Teixeira, acusado pero en libertad en Brasil.
Y 1.5 millones de dólares a cada uno de los otros siete presidentes de federaciones de la Conmebol, por un total de 20 millones por cada edición de la Copa.
A Teixeira, dijo que primero le pagó vía cambistas “un millón de dólares (anuales), luego pasó para 1.2 millones, luego a 1,5 millones, después a 2 millones, después a 2.5 millones y luego a 3 millones” de dólares, relató “Jota” Hawilla en la corte.
El jurado debe decidir si los únicos tres de los 42 acusados que están en Estados Unidos y se declaran inocentes -el exjefe del fútbol brasileño José Maria Marín, el exjefe del fútbol paraguayo y expresidente de la Conmebol Juan Ángel Napout, y el exjefe del fútbol peruano Manuel Burga- son o no culpables.
– “Podemos terminar en la cárcel” –
Por primera vez en el juicio, la fiscalía hizo escuchar al jurado grabaciones de conversaciones entre Hawilla y otros acusados.
“Esto es parte de nuestro negocio (…) La realidad es que las cosas son así: queremos hacer un pago ‘en negro’, pero queremos que parezca ‘blanco'”, dice Hugo Jinkis, propietario de la empresa argentina Full Play, en una de las grabaciones.
En otra, Alejandro Burzaco, exdueño de la empresa Torneos, dice que existe el riesgo de que las autoridades de Brasil, Argentina o Estados Unidos los investiguen. “Todos nosotros podemos terminar en la cárcel. Todos nosotros, él, vos”, dice en la charla con los Jinkis y Hawilla.
Burzaco también dice que Grondona sospechaba que Teixeira cobró “mucho más” de 50 millones de dólares “por Catar”, en una posible referencia a la compra de votos para el Mundial-2022 en ese país.
– ¿Golpe de Estado? –
Hawilla contó que su contrato con la Conmebol para la Copa América se vino abajo en 2010, durante el Mundial de Sudáfrica, cuando el Grupo de los Seis en la Conmebol “liderado por Luis Chiriboga”, exjefe del fútbol ecuatoriano, dio “un golpe de Estado” a la cúpula integrada por Grondona, Teixeira y Leoz.
A sus espaldas, la Conmebol firmó un nuevo contrato con Full Play, y les cedió los derechos de las Copas América 2015, 2019, 2023 y la Copa América Centenario 2016.
Leoz dijo a Hawilla que se vio “obligado a firmar ese contrato” porque el Grupo de los Seis -integrado por los exjefes del fútbol de Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela y Paraguay- amenazaba con sacarlo de la presidencia de la Conmebol, y también a Grondona y Teixeira.
“Era un golpe de Estado para sacar a esos tres y asumir ellos seis”, dijo Hawilla.
Hawilla presentó en 2011 una demanda contra la Conmebol en Florida -y luego contra sus integrantes- por la ruptura del contrato, pero finalmente llegó un acuerdo: la empresa Datisa, integrada por Traffic, Full Play y Torneos, se dividiría en partes iguales las Copas América 2015, 2019 y 2023, incluyendo la edición Centenario de 2016.
Los Jinkis estimaron en una grabación que por cada edición de la Copa obtendrían unos 100 millones de dólares. Pero junto con Burzaco exigieron a Hawilla 10 millones para coimas.
“Este asunto me desagradaba. No estoy tratando de eximirme de esta culpa. Yo cometí un error aceptando (…) Me arrepiento mucho de eso, debería haber parado ahí”, dijo Hawilla.
Jeffrey Webb, expresidente de la Concacaf, también recibió un pago ilegal de 10 millones de dólares por la Copa Centenario 2016, transferido por Torneos, reveló.