Así lo destacó el doctor de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, en el marco del XXV Congreso Internacional de la Facultad de Organización Deportiva de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
“Con el ejercicio físico consigues tratar o minimizar los daños de alguna dolencia e incluso a veces curarla, o al menos permite que la terapia posterior de farmacología haga más efecto”, indicó.
Refirió que “personas que tenían dificultad por algún padecimiento, después de un programa de entrenamiento, ya son independientes en sus actividades o al menos no disminuye mucho su capacidad funcional”.
“El ejercicio”, subrayó, tiene un poder terapéutico realmente impresionante, ya sea como terapia principal o complementaria a la farmacología.
Mencionó que en algunas patologías mejoran la funcionalidad de su salud a nivel de cardiología, pulmonar, de sangre o músculo.
En otras no mejoran tanto, pero previene que descienda mucho su capacidad, por ejemplo, en el caso de un paciente con cáncer, lo que hace el ejercicio es evitar que la quimioterapia degrade el músculo o empeore la capacidad del corazón”, indicó.