La selección chilena cayó este martes 3-0 ante la ya clasificada Brasil en Sao Paulo y se perderá el Mundial de Rusia-2018 tras una noche agónica que le dejó sexta de las eliminatorias sudamericanas, empatada a 26 puntos con Perú pero con peor diferencia goleadora.
Queda fuera así la bicampeona de América, y finalista de la última Copa Confederaciones, después de una velada frenética en la que comenzó clasificada y acabó arrasada, y con su técnico anunciando su marcha.
“Soy el máximo responsable de esta situación”, afirmó Juan Antonio Pizzi. Visiblemente afectado tras el partido, Pizzi anunció su dimisión: “a nivel personal me descarto para seguir en este proceso”.
#VeamosGoles Rey sin mundial: Chile, campeona de América, no jugará el mundial al caer goleado 3-0 en Brasil. Cura de humildad. pic.twitter.com/KvdBlUJy1h
— Agencia Fútbol (@agenciafutbolco) 11 de octubre de 2017
Nadie en la Roja habría querido que la Chile más brillante de su historia se jugara el pase al Mundial en el alambre, y frente a una Seleçao que vuela hacia Rusia con el ímpetu de quien conoció el infierno y consiguió escapar.
“Brasil es una de las favoritas, por el fútbol que presentó, por su campaña, por el nivel de rendimiento y los resultados”, valoró después Tite.
Pero no era esta la noche para lamentarse, mientras a medio continente se le encogía el estómago en horario simultáneo. Los Mundiales solo abren sus puertas cada cuatro años, y 2022 quedaba a una eternidad para esta generación dorada que no está acostumbrada a ver las decisiones por televisión.
Sin Arturo Vidal, sancionado, y con las lesiones a última hora de Francisco Silva y Pinilla, era ahora nunca para que esta Roja que reconcilió a Chile con su selección lograra meter al país en su tercera Copa consecutiva.
La historia quedaba a una victoria o a 90 minutos de matemáticas histéricas, y allí se plantó al límite Charles Aránguiz, recuperado a última hora de su lesión para mover el desangelado medio campo chileno.
No podía guardarse nada Pizzi, al que casi se le abre el cielo cuando, sin cumplirse todavía los cinco minutos, el Allianz Parque rugió de alegría. No era por la primera filigrana de un Neymar que mordía por la izquierda, sino por las noticias que llegaban de Quito.
Allí Ecuador se adelantaba ante Argentina y a Sao Paulo se le escapó un grito por encima del hombro, mientras Vargas se plantaba ante Ederson y rugía la hinchada de la Roja a la que no faltó ni la presidenta Bachelet.
No marcó entonces un Chile todavía tímido, pero de repente dolían menos las carreras de un motivadísimo Gabriel Jesús, de regreso al estadio donde creció.
Era, sin embargo, una velada para el dolor y no tardó en llegar la noticia del empate albiceleste, y con ella la mejor ocasión ‘canarinha’ hasta el momento, con Neymar lanzando a Bravo un tiro que podía haber sido una tragedia prematura.
Templó entonces los nervios Chile mientras Argentina tomaba la delantera en Ecuador, y se le aclaraban las ideas: de todas formas, el empate le garantizaba el repechaje y sin mirar nadie.
Entre tanto, a este Brasil de las cuentas pagadas se le iban bajando las pulsaciones, trabado en la red que iba tejiendo Pizzi. Aunque no hay barrera que contenga los impulsos de Neymar, que a cuatro tantos de superar a Romario como cuarto artillero de la historia de la Seleçao, no iba a bajar tan rápido los brazos.
Salvador de Chile con su tanto al límite contra Ecuador, aún tendría una ocasión Alexis Sánchez en una jugada que acabaría anulada, pero con Chile con boleto directo a Rusia en esos momentos, el descanso parecía una idea estupenda.