La infección por contacto con el agua en actividades recreativas es muy poco probable, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, aunque en los lugares acuáticos hay que mantener el distanciamiento porque la principal vía de contagio son las secreciones respiratorias.
Un equipo de seis investigadores de distintos centros del CSIC, ha redactado un informe que recopila la literatura científica disponible sobre la transmisión del virus SARS-CoV-2, en espacios destinados al baño y otras actividades acuáticas.
Los agentes desinfectantes utilizados en las piscinas abiertas o cubiertas, spas, balnearios e instalaciones de aguas medicinales, las elevadas temperaturas de los saunas y baños de vapor, y el efecto de dilución y la presencia de sal en el mar, contribuyen a inactivar el virus, según la bibliografía científica.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informan que el COVID-19 no se ha detectado en el agua potable, y el centro WEST de la Universidad de Arizona señala que los coronavirus son más sensibles al agua y a los procesos de tratamiento de aguas residuales que otros virus.
El COVID-19 se propaga a través de las ínfimas gotitas respiratorias con humedad que expele una persona infectada al toser, estornudar o hablar, pero es muy poco probable que se trasmita a través de las grandes masas de agua, donde se bañan o con las que están en contacto las personas.