La Arquidiócesis Primada de México destacó en la editorial del seminario Desde la Fe, la participación activa de la iglesia en proceso centrales en el país, el primero de ellos la negociación de obispos de Guerrero con la delincuencia organizada para pacificar la zona y el segundo, la asistencia de las dos aspirantes presidenciales “puntero“ Claudia Sheinbaum Pardo y Xóchitl Galvez Ruiz a un encuentro privado con el Papa Francisco.
En un análisis realizado en este documento difundido entre la feligresía, destaca que ambos acontecimientos se entrelazan en esta semana pasada, mostrando a una Iglesia viva y activa, capaz de crear puentes para buscar el Bien Común, para proteger a los seres humanos, ya sea involucrándose en la peligrosidad de territorios en disputa con violencia o apoyando con guía y consejos a quienes le buscan, apostando por que en el gobierno de México se priorice hoy y siempre el cuidado de todo ser humano, especialmente los más vulnerables.
La iglesia aseguró que estos dos hechos muestran que son un puente para atender la paz, y establecer acuerdos que beneficien a toda la población y que esto ocurre también en cada una de las poblaciones del país donde la iglesia tiene presencia.
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Abundó que lo que ha quedado demostrado es la vocación de la Iglesia de Cristo a pregonar el Bien, la Paz, la Verdad. En el primer caso, ante el terror evidente que ha surgido en el estado de Guerrero, cancelando la oportunidad de vivir normalmente de los ciudadanos de ese estado, los Obispos locales decidieron presentarse ante los líderes de las principales organizaciones delictivas, para buscar acuerdos y pacificar la zona.
En el segundo caso, se observó como las dos precandidatas presidenciales más adelantadas al momento, solicitaron audiencias con Su Santidad. ¿Qué significa esto? Primero es el reconocimiento del liderazgo del Papa Francisco en el pueblo mexicano, pero también es el reconocimiento de las enseñanzas que Su Santidad Francisco ha impulsado permanentemente.
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Se han escuchado algunas de las reacciones de las propias precandidatas reconociendo la calidad moral de las enseñanzas que escucharon en sus encuentros privados, además de la manifestación de Fe que en ellas ha despertado en mayor o menor medida, según sus convicciones personales. Dios obrará en los corazones de quienes le buscan con sinceridad, concluyó.