Ante el triunfo de Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos, el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Amando Basurto Salazar, consideró que “hay que guardar mesura con respecto a la elección; no es, ni será el fin del mundo”, recalcó.
Al hablar con la prensa sobre “El retorno de Trump”, junto a la investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), Paz Consuelo Márquez Padilla; y Jesús Gallegos Olvera, de la FCPyS; Basurto Salazar también alertó que el gobierno federal de México “va a tener un espacio reducido de negociación y necesitará mayor capacidad de actuar ante las contingencias que se presenten. “Ningún gabinete está preparado para lidiar con la administración Trump, por lo errática que puede ser. Pero hay elementos rescatables de las tareas que el actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, realizó como canciller”, subrayó.
El universitario recalcó que Trump regresa a la Casa Blanca con unos dos millones de votos menos de los que obtuvo en 2020, cuando perdió la carrera presidencial contra Joe Biden; “gana siendo electoralmente menos popular. No hay que creer que posee un gran poder político; en realidad es moderado”.
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Al hacer uso de la palabra, Paz Consuelo Márquez, comentó que para Donald Trump “México es un enemigo por los fenómenos del fentanilo y la migración y le queda claro que quien tiene realmente el control de la frontera y de regresar a migrantes es él”.
Además, hay que estar pendientes de quiénes van a formar su gabinete. “En los populismos se pone a gente leal, y no a la más capacitada”, advirtió Márquez Padilla, en la Sala de Conferencias “Mónica Verea”, del CISAN.
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“Trump es proteccionista y eso va a afectar a la mayoría de los países”, por ello el gobierno mexicano se debe dar cuenta de la oportunidad que representa el nearshoring o relocalización de empresas, añadió.
La académica recordó que en 1993, Estados Unidos exportaba 42 billones de dólares a México; en 2023 fueron 322 billones, mientras que la inversión directa se ubicó en más de 144 billones. La relación ha sido fuerte, con problemas, con costos y beneficios, sectores que ganan y otros que pierden, pero eso ha unido a ambas economías.
No será fácil para el Gobierno de México; hay que recordar que Trump no utiliza las instituciones o las formas tradicionales de la diplomacia; es a nivel personal que establece o no buenas relaciones, recalcó.
A su vez, Jesús Gallegos dijo que el triunfo del republicano no es una buena o mala noticia, sino un hecho. México tendrá que entender que la interdependencia entre ambas naciones conlleva a diálogos y anticipa desde nuestro país condiciones para llevar a cabo una serie de estrategias encaminadas a los temas migratorio, de seguridad o comercial; el magnate, no es un aliado, él “ha demostrado que no somos amigos, sino socios comerciales con algunos intereses en común”.
Tenemos una frontera de más de tres mil kilómetros, compartimos tratados y acuerdos en diferentes materias, y del otro lado no solo estará el presidente Trump, sino empresarios, activistas, etcétera, que serán elementos de contrapeso, finalizó el académico.