Si alguna vez has visto un animal bebé y te ha causado ternura, entonces esta información es para ti, ya que expertos han revelado por qué te genera esta emoción llamada ciencia de la ternura y a qué se debe.
De acuerdo con Gerardo López Islas, académico de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la UNAM, los cachorros de los mamíferos tienen características físicas que activan en sus padres respuestas instintivas de protección y cuidado. Esto se debe a la liberación de oxitocina en el cerebro, la cual provoca un sentimiento de ternura que hace a los padres más "amorosos".
Un claro ejemplo son los bebés humanos, ya que poseen rasgos específicos como ojos grandes y redondos, una cabeza más grande en proporción al cuerpo, mejillas grandes y movimientos torpes.
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Estas características no solo los hacen parecer adorables, sino que desencadenan en los adultos un deseo natural de cuidarlos. Por otro lado, López Islas también señaló que no basta con ser hijo para recibir protección; es necesario que las crías presenten estos rasgos que motivan a los padres a cuidarlas.
Asimismo, este sentimiento de protección no se limita solo a la relación madre-hijo, sino que puede extenderse a otros miembros de la comunidad animal, como los elefantes o los gorilas, que cuidan de los cachorros, incluso si no son sus padres biológicos.
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Esto se debe a un fenómeno llamado Kindchenschema (esquema infantil), un término acuñado por el zoólogo y etólogo Konrad Lorenz.
¿Qué es el Kindchenschema en el mundo animal?
El Kindchenschema describe el conjunto de características físicas de los bebés que provocan en los adultos una respuesta de protección, por lo que Lorenz, junto con Nikolaas Tinbergen y Karl von Frisch, recibió el Premio Nobel de Medicina en 1973 investigaron sobre el comportamiento animal y descubrieron que los cachorros no son atacados por otros miembros de la misma comunidad, ya que inspiran una actitud protectora.
Por eso, la ternura que inspiran los cachorros es una respuesta neurobiológica que comienza en la madre y se extiende al padre y, en algunas especies, a toda la manada.
Sin embargo, esta respuesta protectora se limita a las crías de la misma especie. Por lo tanto, aunque los cachorros puedan despertar actitudes de cuidado en los adultos, es más probable que esto ocurra dentro de su propia comunidad.
De esta manera, el Kindchenschema se convierte en un factor crucial para la continuidad de las especies y su adaptación evolutiva, llamándola así, la ciencia de la ternura.