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Real de a Ocho: La moneda mexicana que dominó el comercio mundial durante más de 300 años

Algunas teorías afirman que el símbolo «$» que representa a la moneda americana, tiene su origen en las Columna de Hércules y las bandas con el lema “Plus Ultra” que forman parte del Escudo de Armas de España, impreso en los reales de a ocho.

Uno de los diseños más celebres fue la llamada moneda de “Mundo y Mares”.
Uno de los diseños más celebres fue la llamada moneda de “Mundo y Mares”.Créditos: EFE.
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En el mundo de las monedas más cotizadas de México, hace muchos años, el Real de a Ocho era el equivalente al valor que hoy tiene el dólar a nivel mundial.

Oficialmente se le bautizó como Real de a Ocho, aunque también se le llamó, en los virreinatos hispánicos, peso de ocho o peso fuerte, entre los nativos mexicanos era conocida como piastra y en el mundo anglosajón como “spanish dolar”.

Acuñada en México, Potosí, Lima o Santa Fe de Bogotá, fue moneda de curso legal en los Estados Unidos hasta 1857.

Todos los países asiáticos y principalmente China y la India aceptaban como moneda propia al real de a ocho y exigían en sus transacciones comerciales con los países europeos el pago de sus manufacturas en dicha moneda.

Portugueses, británicos, holandeses, franceses o daneses, llevaban en sus bodegas reales de a ocho para comerciar con Oriente y esta práctica se prolongó en el tiempo hasta bien entrado el siglo XIX.

El real de a ocho perduró más tres siglos y su diseño fue adaptándose con el paso de los años

Características de esta moneda antigua de México

Los reales de a ocho, acuñados exclusivamente en las casas de moneda americanas se les llamo moneda de “mundo y mares”, porque en el reservo llevaban impreso las columnas de Hércules y entre ellas los dos hemisferios del planeta sobre olas marinas, que representan la magnitud del imperio y sobre ellos la inscripción en latín: “UTRAQUE UNUM” que significa “ambos en uno” haciendo referencia a dos mundos, pero un solo imperio.

Durante los siglos XVI y XVII el Real de a Ocho, acuñado en las casas de moneda americanas, paso a ser la moneda franca que facilitó el comercio entre las dos orillas del Atlántico y por tanto deseada y codiciada por todas las potencias europeas.