Miedo, disciplina y amor en el confinamiento: David y Raquel

Ansiedad, anhelo, desesperación, reflexión, esfuerzo… los sentimientos que genera el “encierro” en decenas personas, esta es la historia de Raquel y David.

Raquel y David, dos adultos de la tercera edad que enfrentan momentos difíciles por el coronavirus
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Por: Berenice Aburto Montalvo

Historia de Raquel y David:

La sensación de miedo ronda mi cabeza al saber del nuevo virus, a decir verdad le tengo miedo a morir porque no quiero dejar cosas pendientes; estoy por cumplir 77 años el próximo diciembre, si dios me presta vida, soy un hombre mayor y no tengo un testamento, no quisiera dejar preocupaciones a mis hijos. Debo poner las cosas en su lugar y por ese motivo me cuido y cuido a mi esposa.

Mi mujer le tiene miedo al contagio, a la enfermedad que ha sido tan peligrosa para muchas personas. Ahora los quehaceres de la casa son su única ocupación. A ella se le hace difícil no salir, cuando se asoma a la puerta mis hijos la regañan, a los dos por igual, hacen bien, sé que es porque se preocupan por nosotros. Ella extraña ver a sus amiguitas: "amiguita, amiguita", así le decían cada vez que la saludaban, pues vendió pollo mucho tiempo en la colonia y sus alrededores.

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Yo también extraño a los amigos, nos reuníamos a jugar baraja española casi del diario, era mi única distracción, podía pasar horas jugando o simplemente "pasar lista", así le digo yo cuando nos reportamos y nos sentamos a pasar el rato. Desafortunadamente el hijo del "Kilos", mi amigo y compañero de naipe, se nos fue. Trabajaba en un camión de pasajeros y murió por complicaciones respiratorias, eso fue lo que supimos.

También la muerte de "Chato" nos dolió mucho, era hermano de mi esposa, me llenó de pena esa última videollamada el 29 de abril a las dos de la tarde, sus hijos nos avisaron que la granizada de un día anterior le había causado una neumonía terrible. Apenas dos horas después de haber hablado con él nos dieron la terrible noticia, “Chato” no aguantó más. Raquel estaba inconsolable, mis hijos no la podían abrazar y parecía que las palabras no significaban nada en ese momento… descansa en paz compadre.

Raquel y yo estamos encerrados desde hace tres meses, sólo hemos salido al doctor una o dos veces. Nos llegamos a comunicar con los amigos y familiares por teléfono para quienes viven lejos. Mi casa es muy grande, somos muchos, por eso es que extremamos precauciones de higiene. Se han realizado juntas, dos o tres, para fijar las medidas que debemos tener cuando se entra a la casa principal en la que vivimos dos de mis hijas, tres nietos, mi esposa y yo. Tengo más hijos que a diario nos vienen a ver, uno de mis nietos, Nathan, pasa de ‘lejecitos’ y nos grita "abuelitos". Todos preguntan qué necesitamos y están al pendiente por cualquier cosa.

Hace un mes aproximadamente mi esposa enfermó de tos, muy levecito, pero aun así decidimos tomar una decisión difícil; nos separamos por primera vez, tenemos una habitación vacía y la acondicionamos para Raquel, no queríamos contagios ni complicaciones. Fue triste porque nunca nos habíamos separado, el dormir juntos al finalizar el día es algo que todo matrimonio hace y por supuesto que me costó trabajo. A pesar de todo lo que está pasando, hay gente que no cree, yo cumplo con seguir las indicaciones de usar mi cubrebocas, lavarme las manos y usar gel antibacterial, y todo el que entre a la casa sabe que lo tiene que hacer.

Es complicado seguir sosteniéndose económicamente, los hijos nos dan una ayudadita, además contamos con la pensión que da el gobierno para adultos mayores, con eso nos administramos durante el mes. Todo lo que se necesita comprar nos hacen favor de traerlo, nosotros no salimos para nada.

Esperamos que pase esta enfermedad para tratar de regresar a una "nueva normalidad" como dicen, ver con qué medidas vamos a seguir viviendo. Un día le dije a mi nieta Miriam "ya no te tocó darle beso al novio hija", nos reímos en el momento pero no sabemos a qué nos vamos a enfrentar en el futuro.

Esta es la historia de David y Raquel, un matrimonio de adultos mayores que ha sufrido el confinamiento a causa del coronavirus. Ellos relatan su experiencia junto con las complicaciones del encierro. La disciplina que ha tenido esta pareja, junto con el apoyo de sus seres queridos, hizo posible la indicación de mantenerse en casa.

Recordemos que dentro de la población vulnerable a contraer Covid-19 se encuentran los adultos mayores, junto con mujeres embarazadas y personas con afecciones médicas previas (cáncer, diabetes o hipertensión). Por este motivo se debe contar con medidas de prevención con especial atención a estos sectores.

Mantener los protocolos de higiene establecidos como el uso de cubrebocas, gel antibacterial, el lavado de manos constantemente, guardar distancia de por lo menos 1.5 metros, además de estar al pendiente de las necesidades de nuestros adultos mayores, entre otras recomendaciones puntuales que da el Gobierno Federal mediante su portal Coronavirus, ayudará prevenir posibles contagios fuera y dentro de casa.