El comercio internacional de jirafas queda sujeto a un permiso especial de exportación o reexportación, expedido únicamente por las autoridades pertinentes, en un intento por salvar la especie, cuya población oscila entre los 50 mil ejemplares alrededor del mundo.
La medida fue decidida en la reunión 18 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés) que se celebra en Ginebra, donde los delegados de 183 países buscan elevar los niveles de protección de varias especies.
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Se trata, por primera vez en la historia, de un mecanismo de protección mediante la restricción del comercio internacional del mamífero más alto del mundo, adoptado tras la disminución entre el 30 y 40 por ciento de la población de la especie en los últimos 30 años.
La restricción del comercio de jirafas vivas y sus partes, propuesta por República Centroafricana, Kenia, Mali, Niger y Senegal ante la disminución de la población, fue apoyada por una mayoría de 106 países en una votación en la que 21 se manifestaron en contra y siete se abstuvieron.
Países como Sudáfrica, Botswana, y Tanzania, del sur de África, se opusieron a la medida bajo el argumento de que había poca evidencia de que el comercio internacional contribuía al declive de la jirafa, y de que sus poblaciones eran saludables y estaban al alza.
Ahora, los países deberán registrar la exportación de jirafas y sus partes y los permisos serán obligatorios para su comercio.
El reconocido animal de largo cuello, incluido en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) de especies amenazadas, es un animal icónico de África, donde existen programas de protección, pero también una dramática disminución en el número de ejemplares.
De acuerdo con datos de la UICN, en el año 1985 se contabilizaban aproximadamente 160 mil jirafas y para 2015 el número de individuos había caído a 97 mil, una baja que se estima entre 36 y 40 por ciento, por lo que en 2016 fue inscrita como especie vulnerable.
El crecimiento demográfico en África es señalado como la mayor amenaza para las jirafas, ya que los humanos ocupan cada vez más territorios que forman parte del hábitat de las jirafas. Son blanco de caza por su carne, su cola, su piel y como trofeos.
La reunión de la CITES, administrada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), inició la semana pasada y concluye el próximo día 28. Un récord de 56 propuestas para modificar los niveles de protección de especies como la jirafa, el elefante y el rinoceronte, entre otros animales, están siendo abordadas.
La CITES es un acuerdo internacional concertado entre los gobiernos con la finalidad de velar por que el comercio internacional de especies de animales y plantas silvestres no signifique una amenaza para su supervivencia.
Protege alrededor del mundo a unas 36 mil especies animales y vegetales, de las cuales unas 900 están en un apartado que prohíbe totalmente su comercio.