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Hace años que esta dieta tuvo sus primeros momentos de auge, pero en la actualidad, su premisa ya es tendencia desde hace tiempo. La dieta keto elimina o reduce al máximo todos los hidratos y apuesta por grasas y proteínas. Hoy te comparto algunos datos sobre este régimen.
Su uso se extiende, sobre todo, en determinados ámbitos deportivos y aseguran los expertos que no se trata de una dieta milagro ni exprés, pero tampoco es el régimen definitivo para perder peso. Se trata de una dieta cetogénica que puede ayudar en el control de peso, pero que, evidentemente, no es recomendable para todo el mundo ni para adoptarla como una forma de comer a largo plazo.
El término popular es keto, que es la adaptación del término ketogenic o cetogénica. Los alimentos nos proporcionan nutrientes, y la energía necesaria para que nuestro organismo funcione de manera adecuada. Los hidratos de carbono son la primera fuente de esa energía, es decir, los músculos recurren primero a la concentración de glucosa en nuestra sangre.
Si la glucosa necesaria falta en nuestro organismo, nuestros músculos buscarán la energía en las reservas de glucógeno, es decir en los carbohidratos acumulados en nuestro organismo. Y si esas reservas se acaban, se genera un proceso llamado cetosis, es decir, el organismo recurre a las grasas como fuente de energía.
En cetosis, los ácidos grasos se transforman en el hígado en un proceso metabólico que busca obtener energía de manera rápida. La cetosis es un estado en el que nuestro organismo, que se ha quedado sin reservas de energía, recurre a las grasas para utilizarlas como gasolina para el funcionamiento de nuestros músculos.
Estudios científicos confirman que una dieta de este tipo puede ayudar a perder peso, principalmente porque el organismo recurre a las grasas para generar energía, sí, pero este proceso no es tan eficiente como cuando usa la glucosa. En proporción, se necesitan más ácidos grasos que glucosa para obtener más energía.
Cuando se eliminan carbohidratos, estos no se acumulan y eso impide que se concentren en forma de grasa, una de las principales causas de obesidad o sobrepeso.
De acuerdo con los estudios, la alimentación basada en parámetros de la dieta cetogénica, es decir, de grasas y proteínas, ayuda a controlar el hambre, aumenta la saciedad por más tiempo.
Ahora bien, la cetosis es un estado en el que forzamos a nuestro organismo a actuar en un caso excepcional de emergencia. Una dieta saludable se basa en el consumo de diversos alimentos de manera equilibrada, así que la dieta ketogénica no es para todo el tiempo ni para todas las personas…está desaconsejada en determinadas patologías porque puede producir cetoacidosis, es decir el hecho de que los cuerpos cetónicos bajen el nivel de pH de nuestra sangre y esta se torne más ácida, lo que afectará, sin duda, a nuestros órganos y redundará en consecuencias como mal aliento, dolores de cabeza, problemas de riñón, náuseas, mareos, e incluso debilidad muscular.
No está recomendada para personas con enfermedades metabólicas, problemas de tiroides, riñón o hígado, así como tampoco para personas con padecimientos diabéticos o de páncreas. Se desaconseja seguir esta alimentación a largo plazo por considerarse desequilibrada. Recuerda siempre consultar con un experto.